Miquel Riera, Nadia Watson Todd Cardona, Chris Martos, Isadora Molina, Federica Mimouni, Sandra Blakstad, Cristina Francioli, Joaquín Orona, Demelsa Bárcenas, Maialen Álvarez y Martin Watson Todd Cardona componen el elenco de actores que durante los últimos meses y bajo la dirección de Micky Molina han construido ´La última luz del día´, una obra teatral escrita por Chris Martos, que presenta la compañía Sa Penya Escènica los días 22 y 23 de marzo a las 21 horas en el Teatro España y los días 7 y 8 de abril en Can Ventosa a las 21 horas. Molina está encantado con la experiencia y anuncia nuevos proyectos con el grupo teatral, que incluirían incluso rodar una película en Ibiza ambientada en la Guerra Civil.

—¿Por qué ha decidido trabajar en Ibiza?

Mi futuro lo veo aquí. Llevo en la isla más de 40 años de los casi 50 que tengo. Llegué con cuatro añitos y ya tengo casi 49. Mi profesión es lo que más amo del mundo. No veo mi vida sin poder hacer mi trabajo pero los años te vuelven más egoísta, por decirlo de alguna manera. Quieres disfrutar un poco más de tu vida personal. Aquí tengo a mis amigos, a la gente más cercana o más familiar y, además, ahora he dado con un grupo fantástico [Sa Penya Escènica] y espero que vaya a más.

—Entonces se ve trabajando en la isla.

Esta es la primera función que hacemos de una manera profesional, o al menos de la manera más profesional posible, y ya estamos buscando espacios fuera de la isla, con funciones en Zaragoza, en Madrid, en Palma, en Menorca o en Formentera. Este es el momento en el que todos los que hemos venido de fuera, los que hemos ´mamado´ de esta isla, también debemos poner nuestra experiencia y colaborar con toda esta gente que vive en Ibiza y que no ha tenido la oportunidad de ir a Madrid a estudiar Arte Dramático. ¡Me siento mig eivissenc! Me encantaría que los responsables de Cultura o Patrimonio de la isla creasen un festival de teatro de pequeñas compañías independientes. Ibiza es un lugar perfecto para eso y también para un anfiteatro al aire libre. Hay que ir dando los pasos.

—Es el primer gran proyecto de Sa Penya Escènica...

Lo importante es que el público vea la obra, porque es una función muy bella y esperanzadora. A partir de ahí ya estamos pensando en todo un programa y en hacer que esto crezca, creando un hogar-escuela de teatro donde preparar a la gente para tener un grupo teatral potente. También se darán cursos magistrales para los actores de cierto nivel, que quieran preparar un personaje de una manera más concienzuda con trainings. Estamos negociando para contar con un espacio adecuado. Esperamos que cuaje para poder hacer un trabajo absolutamente profesional y serio. También nos gustaría que se sumen aportaciones para poder contar con autonomía propia y no tener que depender de algo con lo que no vamos a poder contar ni ahora ni en el futuro, como son las subvenciones públicas. Hay que tener un buen libreto, mucha ilusión y, sobre todo, apoyo... pero tal vez tirando de las nuevas leyes que van a salir.

—¿Se refiere a la nueva normativa que regulará y fomentará el mecenazgo?

Sí, al igual que hay una casilla en las declaraciones de la Renta para contribuir a la iglesia debería haberla para la cultura. Yo no tengo nada contra la iglesia pero me gustaría poder tener un casillero para el arte, destinar parte a la cultura. En Estados Unidos las cosas funcionan así. Ahora esperamos que los mecenas sean cultos y sepan dónde invierten su dinero.

—¿Se plantea dirigir cine?

Sí, Chris [Martos] es un guionista maravilloso y a mí me salen ideas cada diez minutos. Contamos con un equipo creativo que está empezando a funcionar, tanto a nivel de producción como artístico. Chris está trabajando en un guion para un primer largo que queremos rodar en Ibiza. Una historia autóctona, real, ambientada en una época muy difícil como es la Guerra Civil. Las cosas van lentas pero creo que de aquí a un año podremos dar fechas de rodaje. Es una historia maravillosa que no quiero avanzar todavía.

—¿Nervioso con el estreno de la obra en Ibiza?

No tengo tiempo ni para nervios [risas]. Vengo de Madrid de representar la obra ´De Miguel a Miguel´, ahora vengo a Ibiza a ensayar, me voy a Almería, vuelvo a Ibiza con ensayos generales... Los actores están estupendos pero ahora hay que hacer que todo encaje bien. Son gente con muchas ganas, muy receptivos y eso se nota. Estamos haciendo un grupo muy potente y la historia es fascinante.

—¿Qué se puede avanzar del contenido de ´La última luz del día´ sin desvelar demasiado?

Habla sobre la vida, sobre la posibilidad de que ´esto´ no sea lo único sino que, después de este paso por el planeta, el alma –que creo que todos tenemos– continúe su camino. Es un cuento muy bonito, tierno y esperanzador. Queremos que la gente vea que el amor es esperanzador, que no entiende ni de tiempo ni de edades. Hay que aprender a saber amar, de tal manera que el tiempo no exista y sea el amor el que mande.

—¿Esto es lo que le conquistó de la obra cuando la leyó, es lo que hizo que se involucrase en el proyecto?

Sí. Siempre he creído, siempre he sentido cosas muy especiales. A mi padre le siento espiritualmente cerca y a mi sobrino también. Son gente que se me ha ido pero, en el fondo, no se han ido nunca. Dejamos el cuerpo aquí pero el alma sigue estando muy atenta a la gente que deja en este mundo. Las cosas están cambiando mucho ahora, se está volviendo a la parte espiritual. Estoy hasta los huevos de tiros, sablazos, guerras... creo que hay que dar otras cosas, hacer soñar a la gente plantear otros puntos de vista y otras historias.

—¿Cómo ve a los actores?

Para hacer un trabajo así hay que desnudar el alma y no todo el mundo es capaz de hacerlo. A muchos les da pudor. Entiendo que dé pudor. Si quieres llegar al corazón del espectador tienes que dar toda tu verdad y es lo que están haciendo estos actores, de los cuales estoy muy orgulloso [subraya el ´muy´].