Oviedo

La desaparición de un periódico siempre es una mala noticia, pero resulta especialmente triste para quienes compartimos el oficio y la vocación de informar a los asturianos. Por eso, el 19 de abril de 2012, fecha en que una cabecera histórica de esta región, «La Voz de Asturias», llegó a los quioscos por última vez después de 89 años, se recordará como un mal día para la profesión y la pluralidad informativa.

LA NUEVA ESPAÑA quiere expresar a través de estas líneas su pesar por la desaparición de «La Voz de Asturias», en la que tantos colegas desarrollaron su actividad profesional durante este tiempo, y mostrar su solidaridad con quienes como consecuencia del cierre se han visto privados de sus puestos de trabajo, precisamente cuando la tormenta económica más arrecia.

Es la existencia de medios de comunicación con distinto modo de ver y contar la realidad y diferentes líneas editoriales la que garantiza la pluralidad informativa. Cuantos más periódicos, más posibilidades tiene el ciudadano de elegir el que más confianza le merezca y mejor satisfaga sus necesidades informativas.

La desaparición de una cabecera es siempre un retroceso desde el punto de vista de la libertad de expresión, que tantas veces los poderes tratan de cercenar, y de la defensa de los valores de una sociedad democrática. Con el fin de «La Voz de Asturias» se cierra un intenso capítulo en la historia del periodismo regional. Una pérdida para sus lectores y trabajadores que desde LA NUEVA ESPAÑA lamentamos profundamente.