"¡Estáis locos! ¡Pero cómo dejáis la casa a unos desconocidos!". Es la frase que han escuchado en más de una ocasión quienes intercambian su vivienda con personas de otros lugares durante las vacaciones, una moda a la que cada vez se suman más personas, tanto por el ahorro de gastos que supone como por la experiencia de integrarse más plenamente en otras culturas.

El intercambio de viviendas a través de Internet es una manera diferente de viajar que ofrece unas claras ventajas: se dispone de alojamiento gratuito, mayor espacio y comodidad que en un hotel y la oportunidad de descubrir el lugar de destino como un vecino más y no como un turista.

El uso de la casa puede ser simultáneo o no, siendo los propios interesados los que se ponen de acuerdo sobre los pormenores, como, por ejemplo, si incluye coche o no. La única obligación es la de dejar la casa tal y como estaba, algo que suele ser lo normal porque la base del acuerdo es la confianza.

La familia de Vigo formada por Nuria Martínez de Alegría e Higinio Vázquez Aguín llevan cuatro años intercambiando su piso en la localidad de Samil con otras viviendas durante las vacaciones, en una experiencia de la que están muy satisfechos porque además de ahorrar gastos supone "un intercambio cultural muy enriquecedor". Gracias a las ofertas que le llegan a través de la web IntercambioCasas.com, a la que están suscritos, este joven matrimonio de profesores con tres hijos ha disfrutado de una casa en Helsinki (Finlandia), otra en París y otra en Jaca, y este verano piensan ir a Granada.

El primer intercambio fue con un matrimonio finlandés que tenía muchas ganas de conocer Galicia. "De hecho, apenas dejamos nuestra oferta en la web se pusieron en contacto con nosotros para venir a Vigo –comenta Nuria–. No tuvimos problemas con el idioma porque él era un directivo de Nokia que había trabajado en México".

Las personas que se apuntan a la moda del cambio de vivienda suelen tener un nivel económico medio o medio alto y muchos de ellos son profesores o tienen profesiones liberales: abogados, médicos, ingenieros… Como apunta Nuria, "eso te da cierta confianza a la hora de dejarles tu casa. De hecho nosotros cuando nos vamos les dejamos todo lo nuestro, desde los ordenadores a las sábanas de las camas. Nunca hemos tenido ningún problema; es más, te cuidan el piso de maravilla, como si fuera suyo, y nosotros hacemos también lo mismo".

Para los menos confiados, a través de la propia página web se pueden firmar distintos tipos de documentos entre los usuarios.

Algunos intercambian su primera vivienda, como en el caso del matrimonio vigués, mientras que otros ofrecen para el cambio su segunda residencia. Nuria e Higinio destacan "el intercambio cultural que supone integrarte en otros lugares, porque te relacionas con los vecinos de una forma diferente a un turista. También es enriquecedor para los niños (sus hijos tienen 13,5 y 1 año, respectivamente)". Este verano intercambiarán casa con una familia de Granada que tiene cinco hijos.

"Con los finlandeses fue curioso, vinieron a disfrutar del sol y estuvieron las tres semanas casi todo el día en la playa de Patos, y nos enviaban mensajes sobre cómo preparar los pimientos de Padrón o determinados mariscos...Mientras tanto, nosotros disfrutamos de la sauna de su casa en Helsinki".

En el castillo de Warwick

Otro matrimonio vigués con experiencia de intercambio de viviendas es el formado por Karina Pozo y su marido Jesús, que hace tres veranos disfrutaron de dos semanas de vacaciones en una casa de la localidad deWarwick, en pleno corazón de Inglaterra y famosa por su espectacular castillo. Al mismo tiempo, el matrimonio inglés, que venía con sus dos hijos, se hospedaron en su casa de Redondela.

"En nuestro caso no fue a través de Internet, sino por medio de un familiar, aunque la chica inglesa sí que tenía experiencia de intercambios a través de la Red", explica Karina, que guarda muy buenos recuerdos de la estancia en Inglaterra. "Fuimos cinco personas, porque además de nuestros hijos, Jorge y Elena, nos acompañó también mi madre, Conchi. Imagínate el gasto que supondría pagar el hotel de cinco personas durante 15 días… Fue una experiencia genial", añade. Los chavales, que tenían entonces 15 y 10 años, respectivamente, también se lo pasaron en grande".

Como no se conocían de nada, lo primero que hicieron fue intercambiar instrucciones sobre las respectivas viviendas (luz, agua, electrodomésticos…). La comunicación antes del intercambio es vital para tener todo claro y evitar posibles problemas. "Nos dejaron también el coche, lo mismo que nosotros a ellos, algo importante porque te permite desplazarte por la zona. Bueno, también nos dejaron a cargo un gato y un hámster...fueron fáciles de cuidar", comenta.

Para Karina,uno de los aspectos más importantes de esta nueva forma de viajar es que se integra uno mucho mejor en el lugar que visita."Enseguida vinieron a saludarnos los vecinos, que ya estaban al tanto de nuestra llegada, y nos integramos perfectamente en el lugar, que no es demasiado grande". También aprovecharon alguno de los días para desplazarse a Birmingham y Londres.

Lo fundamental son las ventajas desde el punto de vista económico, "pues te ahorras los gastos de hotel y en alimentación gastas un poco más que aquí pero tampoco hay mucha diferencia".

Juanjo Rodríguez, fundador de KnoK.com, apuesta con fuerza por este nuevo mercado, que supone "un cambio masivo en la manera de viajar de las personas. Venimos de una cultura donde poseer forma parte de nuestro ADN… pero los tiempos cambian, y cada vez más las personas prefieren vivir experiencias y no tanto poseer objetos. Knok se enfoca en esta línea... y además, somos conscientes que en momentos económicos difíciles como el actual,el intercambio de casas es una alternativa de viaje muy interesante". Y es que la crisis, sin duda, se reflejará este verano en el aumento de esta nueva forma de viajar durante las vacaciones.