Oviedo, E. G.

Había ambiente de fiesta (dentro de lo que cabe), pero la manifestación de profesores de ayer acabó con un sabor agridulce de los que se digieren mal. Al final de la lectura del comunicado oficial de la protesta, convocada por los cinco sindicatos de la Junta de Personal y que contó con la participación de más de 2.000 personas, una profesora del colectivo de interinos tomó la palabra hasta que se quedó sin megafonía. No fueron problemas técnicos.

Mientras hablaba la profesora interina algunos sindicatos llamaron a la retirada como señal de protesta por la huelga indefinida de este colectivo, apoyada por SUATEA. En medio del desconcierto, y entre gritos de «libertad de expresión, libertad de expresión», el comunicado pudo ser finalizado con ayuda de un altavoz de los de andar por casa, pero la división sindical docente es un hecho que quizá explica, el menos en parte, por qué la manifestación de ayer tuvo menos de la mitad de participación que la del pasado día 22 de mayo. O arreglan el asunto o, con el verano a la vuelta de la esquina, las reivindicaciones docentes se van al garete.

Todo eso sucedía en la plaza de España, en Oviedo, al lado mismo del minicampamento de los mineros, uno de los cuales tomó el micrófono (para él sí «funcionó»): «No vamos a parar hasta que el Gobierno central rectifique». Ovación.

Después tocó y cantó Manolo Peñayos, «Manolo el de Nuberu», clarividente a la hora de chequear la situación: «Con el montón de años que tengo es una putada verme aquí reivindicando coses que ya reivindicaba hace muchos muchos años». El mito del eterno retorno, que cobra forma y fondo en tiempos de crisis.

El comunicado oficial -es decir, el no conflictivo- lo leyó el periodista Pablo Martínez. Un comunicado que avisa del «retroceso que nos devuelve a épocas que creíamos ya superadas». Los convocantes pidieron al Gobierno regional «una defensa a ultranza de la escuela pública» y que se comprometa «a no aplicar las políticas lesivas» para la escuela asturiana, que se puede quedar el próximo año sin muchos interinos, entre 600 y 2.000 se dice, según el grado de pesimismo de cada una de las fuentes.

La manifestación comenzó a las seis de la tarde de la estación de Renfe, con tiempo más que suficiente para que los aficionados pudieran ver el partido de la selección española de fútbol. Había ambientillo, y de ahí el eslogan coreado de «a la bin, a la ban, escuela pública y nada más».

«No estamos ni en la primera ni en la última manifestación», recordó Pablo Martínez. «Estamos ante un ERE de los de patada en el culo», manifestaba minutos antes la presidenta de la Junta de Personal, Beatriz Quirós.