Oviedo, Eduardo GARCÍA

Los antiinflamatorios son capaces de retrasar, al menos en ratones, los síndromes de envejecimiento acelerado, generados por mutaciones genéticas.

Un equipo de la Universidad de Oviedo acaba de publicar en la prestigiosa revista estadounidense «Genes & Development» un estudio que demuestra la importancia de los procesos inflamatorios en el desarrollo del envejecimiento acelerado y avala el uso de fármacos antiinflamatorios para el tratamiento de estas patologías, la más estudiada de las cuales es el síndrome de Hutchinson-Gilford.

La investigación está dirigida por el catedrático de Bioquímica Carlos López Otín y por el profesor de Bioquímica y Biología Molecular José María Pérez Freije, y en ella han intervenido Fernando García Osorio, Clea Bárcena, Clara Soria, Andrew Ramsay, todos ellos del Instituto Universitario Oncológico del Principado de Asturias (IUOPA), Antonio Fueyo, del Departamento de Biología Funcional, y Juan Cobo y Félix de Carlos, del Instituto Asturiano de Odontología.

Los síndromes de envejecimiento acelerado son enfermedades caracterizadas por la manifestación precoz de alteraciones asociadas al envejecimiento normal. Se cumple este mes un año del anuncio de que el equipo de Carlos López Otín en el IUOPA había desarrollado un tratamiento capaz de bloquear el defecto genético responsable del envejecimiento acelerado en relación con el Síndrome de Hutchinson-Gilford, una enfermedad de muy escasa incidencia estadística (un caso por cada cuatro millones), pero de un interés biológico extraordinario.

Ahora, los investigadores asturianos han desarrollado un nuevo método para el análisis en vivo del proceso bioquímico del principal mediador inflamatorio celular. Cuando se disminuye la activación de este proceso inflamatorio se logra alargar la vida de los ratones tratados hasta en un 30%, un porcentaje muy «significativo», según explicaba ayer a LA NUEVA ESPAÑA el profesor José María Pérez Freije.

Al igual que en algunos trabajos anteriores del mismo equipo, la colaboración de los investigadores del Instituto Asturiano de Odontología ha permitido realizar un estudio muy detallado de las alteraciones óseeas asociadas a estos síndromes y de la importancia de la inflamación en su desarrollo.

Las personas afectadas por el síndrome de Hutchinson-Gilford viven, por regla general, por debajo de los 15 años y presentan buena parte de las características asociadas al envejecimiento.

No obstante, los síntomas más acusados varían de un paciente a otro, y de un síndrome a otro. Una causa muy frecuente de fallecimientos por esta patología está asociada a problemas cardiovasculares, «y sin embargo los pacientes españoles con un nuevo síndrome de envejecimiento acelerado que hemos descrito recientemente tienen un sistema cardiovascular perfecto», explica Freije.

Los investigadores de la Universidad de Oviedo han podido demostrar, pues, la relación causa/efecto entre la activación de esta proteína que regula las respuestas inflamatorias, la NF-kappa B, y el envejecimiento acelerado, y cómo la administración en los ratones de laboratorio de sustancias antiinflamatorias no sólo fue capaz de prevenir la activación de la NF-kappa B sino también revertir importantes alteraciones en la piel y el sistema inmune.