Aunque sea difícil probarlo "de manera rigurosa" hay base científica para afirmar que el optimismo y la ausencia de estrés mejora el sistema inmunitario, pero los avances en la investigación en este campo nunca darán "una protección absoluta" contra virus o bacterias, "que siempre ganarán".

Así lo han afirmado hoy en Oviedo en rueda de prensa el biólogo británico Gregory Winter y el patólogo estadounidense Richard Lerner, dos viejos amigos y competidores galardonados con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por los avances que han logrado en la mejora del sistema inmunitario.

Ambos han logrado fabricar un sistema inmune sintético en tubo de ensayo y demostrado su potencial curativo al superar el repertorio de anticuerpos naturales que genera el cuerpo humano cuyo uso atenua el dolor de los pacientes y detiene el progreso de enfermedades inmunes, patologías degenerativas y algunos tumores.

Lerner ha apuntado que hace años pensó que no tenía sentido creer que el optimismo fortaleciese el sistema inmunitario, pero que la experiencia demuestra que éste se ve debilitado por el uso de esteroides, cuya producción aumenta con el estrés.

"Una persona pesimista ve la vida de manera más estresante, produce más esteroides y tiene más infecciones que alguien más alegre, hay base científica que lo explica", ha señalado el científico estadounidense y corroborado Winter aunque, ha matizado, puede ser difícil probarlo "de manera rigurosa".

En cuanto a la posibilidad de que de sus investigaciones pueda derivarse una "inmunidad absoluta" en el ser humano de manera artificial, ambos han considerado que la resistencia a los virus y bacterias hasta ahora conocidos puede mejorarse, pero no para los que puedan aparecer en el futuro "que, al final, siempre ganarán".

Lerner ha advertido de que, salvo algunas infecciones, hay muy pocas enfermedades que la medicina pueda curar completamente, pero sí mejorar la calidad de vida de los pacientes como en el caso del VIH, convertido hoy en una enfermedad crónica, aunque ha trasladado a la industria farmacéutica la pregunta de cómo abaratar esos tratamientos para que puedan ser accesibles en todo el mundo.

Para Winter, fundador de varias empresas de biotecnología, ha defendido la necesidad de que este sector industrial rentabilice las inversiones necesarias para avanzar en la investigación dado que, de no ser así, se paralizaría su desarrollo posterior.

"Es difícil pedir que nos den los fármacos gratis porque, entonces, ¿quién va a pagar el desarrollo futuro de esos fármacos?", se ha preguntado tras coincidir con su colega en la necesidad de mantener en tiempos de crisis el gasto en investigación, "que supone una fracción pequeñísima del presupuesto de un país".

Para los galardonados, épocas de recortes como la actual son un buen momento para invertir en investigación, que acaba generando riqueza en un mundo dominado por la industria del conocimiento, "¿o alguien se imagina California sin Google o Facebook que han surgido de la investigación?", se ha preguntado Lerner.

Según Winter, Caballero del Imperio Británico, en el sector público no hay dinero suficiente para lograr "que las medicinas sean gratis" lo que hace necesario que en el proceso investigador, bien sea en una fase inicial o más avanzada, siempre sea necesario buscar que los fármacos que se desarrollan tengan un uso comercial.

Los dos galardonados no han ahorrado elogios mutuos y así el biólogo británico ha destacado la "honestidad y excentricidad" de Lerner, así como el hecho de que habla "claro" mientras que el estadounidense ha alabado a un gran científico con el que ha sido un placer "competir y colaborar" en empeños "muy importantes" a lo largo de un viaje "que la amistad ha hecho más sencillo".

EFE