1.º Evitar que los enfermos renales lleguen a una situación de insuficiencia terminal. Para ello es necesario promover hábitos saludables, impulsar la prevención primaria, educar a la población y apoyar las consultas de enfermedad renal crónica avanzada que los hospitales asturianos tienen en marcha.

2.º Aumentar la cifra de trasplantes de riñón, que proporcionan mayor supervivencia y calidad de vida. Además, a partir del segundo año ahorran una tercera parte del coste de la hemodiálisis.

3.º Instaurar un modelo de atención basado en centros básicos y centros de asistencia. Los primeros realizarían las revisiones mensuales, la resolución de incidencias más frecuentes y la diálisis peritoneal durante los ingresos. Entre tanto, los centros de referencia asumirían el inicio de la diálisis peritoneal, la colocación del catéter y el correspondiente entrenamiento; las revisiones trimestrales con la práctica de pruebas funcionales; y la resolución de las incidencias de mayor complejidad.