Santiago de Compostela,

C. VILLAR / Agencias

En 2009, diez años después de hacerse con el proyecto de la Ciudad de la Cultura impulsado por Manuel Fraga, el arquitecto neoyorquino Peter Eisenman expresó su deseo de poder ver acabado lo que dibujó sobre el papel para el monte Gaiás de Santiago. Entonces advirtió de que «si la Xunta decidiese paralizar los dos edificios que faltan, lucharía para evitarlo». Ese momento ha llegado: el Gobierno gallego ha decidido dar carpetazo «definitivo» al proyecto de los dos edificios que faltan por construir del monumental complejo cultural: el Teatro de la Música y el Centro Internacional de Arte.

«La Galicia que decidió hacer el proyecto era la de la bonanza, y la que yo gestiono es la de la crisis», dijo ayer el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión semanal del Ejecutivo autonómico. «No es lo prioritario», se limitó a añadir el mandatario para justificar su decisión.

Una decisión que estaba cantada desde el martes, cuando una moción del BNG que proponía, precisamente, dejar incompleto el proyecto de Eisenman obtuvo el refrendo del gabinete de Feijóo en el Parlamento gallego. No en vano dieron el «sí» a la propuesta el propio presidente de la Xunta; el consejero de Cultura, Xesús Vázquez; el vicepresidente del Ejecutivo, Alfonso Rueda, y el consejero de Medio Ambiente, Agustín Hernández.

El complejo ideado por el arquitecto estadounidense constaba de seis edificios en su planteamiento inicial, de los que hay cuatro construidos, con una inversión que supera los 287 millones, según la Xunta. Los otros dos, valorados en 170 millones, más costes en equipamiento y mantenimiento, no se han iniciado y su construcción se detuvo durante la pasada legislatura, en principio hasta 2014, momento en el que estaba previsto decidir sobre su paralización definitiva.

Para dar cumplimiento al mandato de la Cámara autonómica, Feijóo ha encargado a Vázquez que comunique a las empresas adjudicatarias de estos dos edificios una decisión «que ya conocían», en alusión a la paralización temporal, «y que ahora es definitiva».

La paralización temporal, incluida en el plan Gaiás 2012-2018, ahorró 77 millones a la Xunta, según el Gobierno gallego, que precisa que las empresas adjudicatarias -dos UTES, una formada por Copasa y Acciona y la otra por estas dos sociedades y OHL- habían renunciado a las indemnizaciones.

Al convertir en definitiva esta decisión, Feijóo asume que las empresas reclamarán una indemnización, aunque ayer no quiso adelantar una cifra, ya que «hay que negociar». Con todo, se mostró convencido de que las empresas «serán inteligentes» en la negociación, que comenzará cuanto antes, avanzó.

En cualquier caso, para el mandatario gallego la cuantía de la indemnización será «mínima» en comparación con los 170 millones de euros que habría costado la ejecución de los dos edificios, una cantidad a la que habría que sumar el dinero de la puesta en funcionamiento, el mantenimiento y el equipamiento.

La iniciativa del BNG votada el martes fue avalada por el PP, el BNG y Alternativa Galega de Esquerda (AGE). Los socialistas, sin embargo, se abstuvieron. Y, a través de su portavoz, Abel Losada, explicaron que comparten la necesidad de paralizar el proyecto, pero que antes es necesario buscar una fórmula que evite tener que pagar una indemnización millonaria -que estiman en 18 millones por año- a las empresas adjudicatarias.

El presidente gallego fue preguntado ayer por esta cifra, pero insistió en que hay que negociar y para eso, para el interés general de los gallegos, es mejor mantener «un silencio prudente» y no decir una cifra. «Yo defiendo el interés general de Galicia, no el de las constructoras», concluyó Feijóo.