Oviedo, Eduardo GARCÍA

Acceder a una beca nacional cuando el número de ayudas no supera el centenar se hace muy complicado. Estudian Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en España 1,8 millones de adolescentes. Son unos 450.000 por curso. Y apuntando hacia el último de ellos, cuarto de la ESO, la Fundación Amancio Ortega, el hombre del imperio Zara, convocó cien becas para cursar primero de Bachillerato en Canadá. Seis de esas ayudas recayeron en alumnos asturianos.

La proporción es extraordinaria para este trocito de periferia educativa que es el Principado. Asturias supone el 1,6% del total del alumnado español en el régimen general (exceptuando las enseñanzas universitarias), porcentaje muy similar al que se da en la ESO (1,7%). Nada que ver con los datos de Andalucía, que engloba al 20% del total nacional de alumnos, Cataluña, con el 16%, o Madrid, con el 14%.

María, Nora y Rebeca son tres de las seis becarias asturianas. Tienen algo en común, además de un buen nivel de inglés, de un expediente académico sobrado, de la edad (15 años) y de una renta familiar propia de la clase media. Lo que tienen en común es que ninguna había salido antes de España para cursar temporadas en países angloparlantes, ni siquiera el clásico verano en Inglaterra o Irlanda.

Rompen todos los tópicos, sobre todo ese que dice que no se puede aprender de verdad inglés si uno no sale de España a estudiarlo. La ovetense Nora García Martínez asegura que lo que sabe de inglés lo sabe a partir de lo que le enseñaron primero en el Colegio Baudilio Arce y después en el IES Doctor Fleming. Nada de clases particulares. Eso sí, reconoce que su mejor clase particular se la fabrica ella todos los días con su ordenador: «Chateo con gente de todo el mundo». Y lee mucho en inglés. «El secreto es manejarlo constantemente», dice. Nora tiene un tío que vive en Dublín, una hermosa ciudad -más hermosa para visitar que para vivir, probablemente-, «y alguna vez hemos ido a visitarlo», pero ese nexo de unión no le ha servido para mejorar su segundo idioma, sobre todo cuando los viajes son de carácter familiar.

Cuando en la entrevista final de selección Nora contó que lo que sabía de inglés lo había aprendido en su centro escolar, dentro del programa bilingüe que tiene el IES Doctor Fleming, los entrevistadores se quedaron con la boca abierta. Lo del IES Doctor Fleming merece un capítulo aparte porque con una matrícula en cuarto de la ESO que no llega a los cien alumnos logró dos becas nacionales.

Esa segunda ayuda se fue para Rebeca Carrocera, una de los cuatro mil alumnos de toda España que se presentaron a las pruebas. Apuntarse ya no era de por sí fácil, pues las bases exigían más de un ocho en la nota media final en tercero de la ESO, la misma nota en la asignatura de Inglés, además de no sobrepasar unos niveles de renta familiar. Los aspirantes tuvieron que superar un primer examen escrito y más tarde una entrevista (in English, of course) vía Skype, cada cual desde su ordenador.

Rebeca lleva estudiando con programa bilingüe desde cuarto de Primaria y acude a clases particulares. Tiene claro que va a estudiar en el futuro algo relacionado con las Ciencias, y ahora tendrá que adecuar la modalidad de su Bachillerato al sistema canadiense.

Será todo un curso en Canadá, casi como una garantía para que vuelvan con el idioma poco menos que en el bolsillo. Eso pretende la praviana María Valle Menéndez, alumna del Colegio San Luis. «Nunca había salido, es la primera vez que me lanzo», y lo hace para viajar 5.700 kilómetros hasta Ontario. «Mi madre vio un anuncio en el periódico con la convocatoria de las becas y me apunté». Acude a clases particulares en Pravia desde pequeña, pero María cree que el secreto de su sobresaliente en Inglés le llega de su uso a través del ocio: mucha serie televisiva y mucha película en inglés (sin subtítulos, por favor). Y mucha música con letra inglesa. «Veo y oigo de todo un poco».

Las tres tienen destinos diferentes. Además de Ontario, la que será la nueva casa por un año de María, a Nora -que pretende hacer el Bachillerato de Artes porque le encanta el diseño gráfico- la esperan en Vancouver y a Rebeca, en la provincia de Nueva Escocia. El curso canadiense comienza a finales de agosto y llega hasta junio. Todos los becados vivirán con familias, así que no sólo disfrutarán de la experiencia de un curso único, sino también de la inmersión personal en una sociedad distinta.