«El hallazgo de las pinturas romanas en la "domus" del castro del Chao Samartín confirma definitivamente algo que veníamos ratificando desde el descubrimiento de la casa romana: el alto rol social y administrativo otorgado por la administración romana a este centenario asentamiento», declaró a LA NUEVA ESPAÑA Ángel Villa, arqueólogo de la Consejería de Cultura y director de las excavaciones de este yacimiento.

Según Villa, la época romana es «la mejor y la más abundantemente representada entre los ajuares rescatados en el castro», lo que indica «el alto rango social de las familias que habitaban el lugar durante esos siglos» y «la integración del poblado castreño en las vías habituales de distribución de estos lujosos productos: cerámicas y vidrios itálicos, vajillas procedentes de alfares del sur de la Galia o del valle del Ebro, una circulación monetaria notable y todo ello con indicios sólidos de un ambiente inequívocamente militarizado». Conclusión: los protagonistas de ese período de la historia del castro formaban parte de grupos privilegiados muy próximos al poder romano.

Las pinturas romanas descubiertas en la «domus» del castro hace unas semanas, apenas unos días después de que la Consejería de Cultura decidiera reanudar la actividad arqueológica en el Chao, son las primeras de carácter parietal del siglo I que se localizan en Asturias -en Gijón las hay de época posterior- y tienen, además, la particularidad de hallarse en buen estado y formar un repertorio amplio y variado. Su factura técnica es «intachable», según el primer estudio realizado por la conservadora-restauradora Olga Gago Muñiz.

¿Cómo garantizar su conservación? Ángel Villa considera que el hallazgo obliga a iniciar una intervención de rescate que evite su deterioro, algo que a veces es inevitable si no se actúa adecuadamente.

El arqueólogo propone dos opciones: «Hacer un entramado a modo de estanco para conservar los restos "in situ" y otra, más prudente, que es hacer una campaña de rescate que recupere los lienzos, los extraiga, los trate, los consolide, se estudien en un centro adecuado y, si es posible, se reintegren a su lugar de origen; y si no, que se expongan en el museo. Siempre existe la posibilidad de hacer una reproducción que se exhiba en su lugar de origen», señala.