Cocinero

Eduardo GARCÍA

-Cuando decidió cerrar El Bulli, el mejor restaurante del mundo ¿cuántos le dijeron que estaba loco?

-Llevo 25 años escuchando que estoy loco. Pero no, lo que estoy es vivo.

-¿Por qué echó el candado?

-Lo hice para ver si era capaz de reinventarme. Vivimos una época en la que todo es efímero. Si no hubiéramos cerrado temporalmente, ahora El Bulli hubiera durado unos pocos años más. ¿Sabe? No volveré a cocinar hasta que entienda cómo empezó todo y sepa explicarlo.

-¿Y cómo lo lleva?

-Estoy a punto.

Ferran Adrià (Hospitalet de Llobregat, 1962) es el gran icono de la gastronomía española. Con El Bulli lo logró todo y desde octubre de 2010 mantiene una alianza con Telefónica, que lo trajo ayer a Asturias con la Vuelta a España. Adrià diseñó unas barritas energéticas para los ciclistas del equipo Movistar.

-No sé si subiendo el Angliru van a disfrutar mucho de la comida...

-Son para antes y para después, no para la etapa. Pero, bueno, con esto de las barritas pasa como con los bocadillos de jamón. Si el jamón y el pan son buenos, pues mejor.

-¿En la cocina está todo inventado?

-Todos venimos del Homo habilis, y todos bebemos de quienes nos precedieron. La escala creativa tiene muchos niveles. La cocina es una reproducción artesanal, pero cuando te pones a crear la cosa cambia porque no sabes lo que te vas a encontrar. No es lo mismo componer que tocar música.

-Para creatividad, la del ama de casa, con tres niños y 500 euros al mes.

-Me gustaría decirle que ojalá pueda disponer pronto de 3.000 euros, pero mejor no ser demagogo. Hay muchos alimentos extraordinarios que salen baratos.

-Dígame un par de ellos.

-Un arroz a banda, por ejemplo. O unas alitas de pollo al ajillo o unos fideos con mejillones... Pero hasta estos platos se hacen duros cuando hay que sacar adelante una familia con 500 euros.

-Huevos, patatas y chorizo o jamón. ¿Insuperable?

-Insuperable si le gusta. Con huevos y patatas puedes hacer cosas increíbles. El huevo frito es algo bastante genial. Un huevo frito es algo minimalista, tiene magia. Todo es muy relativo, es muy discutible que una langosta sea mejor que unas patatas fritas.

-¿Qué tal se le da la tortilla de patatas?

-La hago buena. Todo es mecánica, si me pongo una semana a hacer tortillas de patatas y a experimentar, seguro que me saldrán excelentes.

-¿Cuánto hace que no prepara unas lentejas al estilo tradicional?

-Que no, que no, que yo cocino en casa. Le sugiero un plato: lentejas negras, con sepia. Buenísimo.

-¿Como los cocidos de la abuela, nada?

-Un mito. Todos tenemos derecho a decir que nuestras respectivas madres son las mejores cocineras del mundo. Faltaría más. Pero mire, los buenos cocineros, y en España hay miles, cocinan mejor que los amateurs. Hay quien tiene mano rota para un plato, que le sale de maravilla, pero eso no lo convierte en un gran cocinero.

-España es el país en el que mejor se come. ¿Estamos ante otro mito?

-España es uno de los países donde mejor se come, pero no es que aquí seamos más guapos o más listos que los demás. Tenemos un buen clima y grandes productos, así que hay mucho camino andado.

-¿Qué cenó anoche?

-Ensalada de tomate, con queso y albahaca, y lenguado a la plancha.

-Ya veo que se cuida.

-A cierta edad no queda otro remedio. Me habrá visto con veinte kilos de más.

-¿Se puede estar a dieta y disfrutar de la comida?

-Claro. Pero si nos podemos permitir el lujo de tomar 31 frutas diferentes, una por cada día del mes. Hay que comer de todo porque hay que disfrutar de la vida. Yo cumplo 265 días de bondad para poder permitirme 100 días con algún exceso.

-¿Comer mucho es siempre sinónimo de comer mal?

-No lo sé, pero sí sé que la obesidad es mala y que es más importante quemar que comer.

-¿La fabada es un exceso?

-En absoluto, pero si un día queremos comer una fabada con toda su grasa, pues no pasa nada. Platos parecidos a la fabada hay muchos en el mundo. En Cataluña tenemos algo parecido, las judías con oreja. La genialidad del plato asturiano está en la faba, esa suavidad que la convierte casi en un puré sólido.

-¿Puede con el cabrales?

-¡Me gusta! Es algo especial porque poco dice mucho. En cocina lo veo más como sazonamiento que como ingrediente. Quesos como el cabrales hay poquísimos en el mundo.

-¿Comer es un juego?

-Comer es felicidad, y ser feliz no es tan fácil. Y el placer de estar sentado alrededor de una mesa con gente que te gusta... Comer y cocinar. Millones y millones de personas se divierten todos los días a un precio razonable.

-Le digo «hot dog» ¿y qué le sugiere?

-Que un «hot dog» tomado en la Quinta Avenida de Nueva York sabe a gloria. Hay que elegir buenos productos, sea un perrito caliente o sea un plato de percebes. Y no caer en el error de demonizar alimentos.

-Ahora que parece que se ponen de moda los insectos, ¿hay algo que jamás probaría?

-Todo tiene un componente cultural. No comería rata, pero a lo mejor sí serpiente. Y sí como conejo, que es también un roedor.

-¿Le ha sorprendido el éxito del concurso MasterChef?

-Todo el mundo come, todo el mundo habla de cocina. MasterChef llevaba años siendo un éxito en los Estados Unidos. No me sorprendió.

-¿Se imagina en el papel de Alberto Chicote con su «Pesadilla en la cocina»?

-Es un gran amigo, pero yo no me veo. Tengo poca paciencia.

-Nadie lo diría.

-Pues es así. Me apunto a cosas nuevas y me repito poco.