La pintora Kely Méndez Riestra falleció ayer en Oviedo a la edad de 53 años. Estaba considerada una de las artistas plásticas de mayor proyección internacional de la región. Había expuesto en Nueva York, París, Lisboa, Bruselas y Madrid, entre otros muchos lugares. Pierre Daix, biógrafo de Picasso, la definió como una artista "que reinventa la pintura". "Figuraba entre las creadoras más importantes del arte contemporáneo asturiano", asevera Rubén Suárez, crítico de arte de LA NUEVA ESPAÑA, quien subraya de ella una inusual capacidad de renovación que la llevó a cultivar diversos estilos pictóricos.

Casada y madre de una hija, Kely -como era conocida en el mundo del arte- había nacido en Oviedo en una familia de tres hermanos. Ella era la mediana. "Siempre fue una mujer fuera de lo corriente por su vocación artística y por una sensibilidad más allá de lo común", señalaba Eduardo Méndez Riestra, su hermano mayor. En 1996 a Kely le habían diagnosticado un cáncer de mama que inicialmente fue controlado con los tratamientos aplicados, pero hace unos años la enfermedad reapareció y nada se pudo hacer por salvarle la vida.

Una vida en la que el arte ocupaba un espacio fundamental. "La pintura es parte de mí misma, una inquietud profunda que siempre he experimentado, pero cuyo origen tardé en identificar. Cuando comencé a pintar lo hice por auténtica necesidad, como expresión de sensaciones profundas que pugnaban por manifestarse. Sólo eso me preocupaba, y por ello no me planteaba ni estudiar Bellas Artes ni exponer, ni siquiera relacionarme con otros artistas. No buscaba la perfección, sino vivir en mi mundo interior, extrañamente con el temor de que alguien me lo arrebatase o me lo confundiese", explicaba años atrás a este periódico. Y añadía: "Incluso llegaban a molestarme los elogios cuando entendía que eran convencionales".

En 1985 expuso en la Casa de Cultura de Sama. A continuación, ejerció a lo largo de quince años como funcionaria en el Ayuntamiento de Oviedo. Expuso en París de la mano de la galerista Thessa Herold. Rubén Suárez enfatiza que sus obras reflejaban "su propia personalidad, su ansia por ver más allá de lo superficial".

En 1997 se incorporó a la galería ovetense Vértice, un paso que la convirtió en una revelación en el panorama artístico asturiano. Y pronto daría el salto al mercado nacional e internacional, a través de su presencia, todos los años, en la feria Arco, la Feria Internacional de Arte de Nueva York y la Feria de Lisboa, bien con Vértice o con Thessa Herold.

En 2010 la pintura de Kely cambió. Las nuevas creaciones se pudieron ver en la galería Gema Llamazares de Gijón. Había dejado atrás las etapas azules, las ventanas abiertas en el lienzo, las fórmulas y los enigmas, para optar por los fondos negros. Era su respuesta a una forma de pintar más libre, menos estudiada, que ella explicaba como una respuesta a una manera de vivir distinta. La capilla ardiente de Kely quedó instalada en el tanatorio Ciudad de Oviedo. El funeral se celebrará mañana, miércoles, a la una del mediodía, en la parroquia ovetense de San Pablo de la Argañosa.