La cueva asturiana de El Sidrón es una de las tres estudiadas, junto a la de Vindija, en Croacia, y Denisova, en la zona rusa de Siberia, en el proyecto internacional que demostró que los neandertales tenían menor diversidad genética que los humanos actuales. Los resultados del estudio, en el que intervinieron científicos de la Universidad de Oviedo y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) fueron publicados ayer por la revista "Proceeding of the National Academy of Sciences".

El trabajo aborda por vez primera la identificación de los genes potencialmente responsables de los cambios físicos entre los homínidos arcaicos y los humanos recientes. Se ha comprobado la acumulación de un buen número de mutaciones genéticas que controlan, por ejemplo, la forma del esqueleto y que afectan a la distribución del pelo, al metabolismo y al sistema cardiovascular. Entre las partes corporales afectadas por dichas mutaciones están la cara, el hueso occipital, el tórax y las extremidades.

Entre los firmantes están incluidos los codirectores del yacimiento neandertal de El Sidrón, Marco de la Rasilla y Antonio Rosas, quien asegura que el estudio "supone un importante nexo de unión entre los estudios palentológicos y los genéticos". El trabajo revela que los neandertales estaban distribuidos en pequeños grupos alejados unos de otros, y que esas pequeñas poblaciones locales presentaban ligeras diferencias entre ellas. Apunta Antonio Rosas que ello podría deberse a que las relaciones endogámicas en los neandertales "pudieron ser más comunes de lo que son en los humanos actuales".

La investigación incluyó el análisis genético de un individuo denisovano, un linaje convertido, como teoría, en una tercera vía junto a sapiens y neandertales. Los denisovanos encierran aún muchos secretos ya que su descubrimiento fue anunciado hace apenas cuatro años en una cueva de Siberia.

La investigación, que estudia especialmente los exomas, la parte del genoma humano que da lugar a las proteínas, reveló que a lo largo del proceso evolutivo, en el linaje sapiens se han producido mutaciones en genes que afectan al ámbito de la agresividad y de la hiperactividad, aunque aún se desconoce si esos cambios genéticos incrementaron o redujeron los niveles de cada una de esas pautas de comportamiento.

En el linaje del Homo sapiens se detectaron igualmente cambios genéticos relacionados con la pigmentación de la piel, mutaciones -señala Antonio Rosas, científico del CSIC- que pueden estar relacionadas con las diferencias de pigmentación en las poblaciones humanas actuales.