La lengua castellana está repleta de modismos o frases hechas cuyo origen, en algunos casos, son todo un misterio. Se trata de expresiones populares muy arraigadas en la sociedad que poco o nada tienen que ver con las palabras que la forman. A continuación te desvelamos de donde proceden las frases hechas más utilizadas, algunas de ellas recogidas en la obra 'Con dos huevos', de la filóloga francesa Heloïse Guerrier.

Dormir la mona: Expresión empleada cuando una persona cae en un sueño profundo provocado por la ingesta excesiva de alcohol. Se refiere a la costumbre, extendida en el siglo XVI, de dar vino a los monos para ver el efecto que les causaba.

Poner los cuernos: Frase que se usa para indicar que se ha cometido una infidelidad. En la Edad Media se colocaba una cornamenta de ciervo en la casa donde el señor feudal estaba ejerciendo el llamado derecho de pernada.

Montar un pollo. Cuando alguien desata un escándalo o una discusión utilizamos esta expresión, cuyo origen es la palabra 'poyo', banco de piedra pegado a la pared desde el cual oradores realizaban discursos en abarrotadas plazas que podían terminar en sonoras discusiones.

Echar un polvo. Mantener una relación sexual. Se refiere a la costumbre de inhalar rapé (siglos XVIII y XIX), un preparado de tabaco en polvo usado como excusa para mantener encuentros sexuales de forma furtiva.

Que te den morcillas. Expresión generalmente usada para librarse de alguien o zanjar una discusión. Antiguamente se daban morcillas envenenadas a los perros abandonados para erradicar los brotes de rabia.

Aquí hay gato encerrado. Se dice cuando pensamos que hay una causa o razón oculta. La frase proviene de la costumbre en el Siglo de Oro de guardar dinero en bolsas hechas con piel de gato.

Dar gato por liebre. Significa engañar a alguien dándole un artículo o servicio de mala calidad. El origen de esta frase está en la mala fama de la comida que servían las antiguas posadas, a las que en muchas ocasiones se les acusaba de servir gato en lugar del conejo o cordero que anunciaban.

Estar a dos velas. Carecer de dinero o recursos. Son varias las explicaciones sobre el origen de esta frase, pero la más extendida hace referencia a partidas de cartas ilegales en las que la caja contaba el dinero a la luz de dos velas. De este modo, si el jugador lograba dejar sin dinero a la banca, esta se quedaba literalmente "a dos velas".

A buenas horas mangas verdes. Se utiliza cuando algo o alguien llega a destiempo. En el siglo XV, la llamada Santa Hermandad se encargaba de detener a los delincuentes, pero en la mayoría de las ocasiones cuando llegaba ya era demasiado tarde. Los trajes de estos cuadrilleros tenían las mangas verdes.

Ponerse las botas. Antiguamente solo los ricos podían calzarse unas botas, mientras que los pobres iban descalzos. De ahí se extendió la frase 'ponerse las botas' cuando alguien se excede en algo.