Marcos Tamargo (Gijón, 1982) se convirtió el pasado miércoles en el primer artista no africano en exponer en la principal sala de arte de ese continente en Madrid, la Gazzambo Gallery. Su directora, Catherine Lieman, también coleccionista, promovió dos residencias artísticas del asturiano en Mombasa, con el apoyo de la firma Winsor & Newton. El resultado es un conjunto de lienzos, obra sobre papel y esculturas, en total 39 piezas, que logró el aplauso de los asistentes, entre los que se encontraban varios especialistas y críticos.

"África ha cambiado mi paleta, siempre había vivido entre Nueva York, Inglaterra y Asturias, lugares más bien oscuros; Kenia ha aclarado los colores de mi pintura y he incorporado la escultura. Me ha hecho mejor artista y mejor persona. En Kenia cada imagen es un cuadro, no recuerdo ningún momento en que no llevara la libreta para hacer bocetos, me enganchó tanto que no podía parar de pintar", afirma.

No se trata sólo de la luz, que ha iluminado su obra, sino de la gente. "No tienen nada y siempre están sonriendo, son muy educados y amables. Por ponerle un ejemplo, aquí cuando alguien se cae en la calle es fácil que la gente se ría; allí se acercan y te dicen 'lo siento'. África me ha abierto muchísimo las miras artísticas y personales".

Marcos Tamargo es uno de los artistas asturianos de mayor proyección internacional. Retratista de los galardonados con los premios "Princesa de Asturias", con su peculiar técnica de la "luz negra", un proyecto que realiza en colaboración con el Ayuntamiento de Oviedo, el año pasado fue uno de los triunfadores en la Feria Art Madrid, con piezas de obra única y gráfica. Su arte se encuadra en la abstracción figurativa. En esta exposición de Madrid se puede ver muy bien su proceso creativo. "Es la más completa de las que he hecho hasta ahora, hay acuarelas, primeros bocetos, cuadros pequeños, cuadros grandes y esculturas", explica. En este momento está trabajando con dieciséis galerías y prepara exposiciones en Estados Unidos, Europa y España. Y quiere volver a África.

"Hace cuatro años estaba sin dinero en Nueva York. El mundo del arte es así, los artistas somos comunicadores y cuanto más veamos y vivamos, más tenemos para transmitir. El artista debe estar en conexión con el público y con la crítica", indica.