Mañana, jueves, día 11 de junio, se inaugurará la exposición antológica de Kely en la galería Gema Llamazares de Gijón. Kely: la pintora con mayor proyección internacional, la que hizo de sus creaciones plásticas Arte con mayúsculas, la artista que "reinventó" la pintura, una de las creadoras con más éxito del panorama actual...

Periodistas, críticos de arte, escritores, personalidades han escrito ríos de tinta sobre Kely y su obra. No hablaré por tanto de sus cuadros, no soy quién para ello, ni entendida en pintura, ni pertenezco al mundo del arte.

Sí he de decir, sin embargo, que su obra siempre me fascinó, y ya de niñas, cuando dibujábamos los murales de anatomía que las monjas nos mandaban, yo estaba segura de que Kely llegaría muy lejos, que era un talento por descubrir, una creatividad poco habitual: una Rareza.

Kely, maestra en el arte de la pintura y en el arte de la vida. Todo es uno y uno es todo, no podemos separar a la artista de la persona.

Y como buena maestra su huella indeleble permanece en nuestro interior. En nuestros oídos resuenan su risa cantarina y alegre (como cuando nos reíamos a carcajadas por cualquier cosa); sus palabras, que transformaban problemas y preocupaciones en nimiedades y tonterías y que siguen ayudando en el día a día; su mirada brillante y serena, su andar rápido y saleroso, su humildad que sobrecogía...

Su presencia nos hacía entrar en un estado de consciencia distinto donde las angustias, el desasosiego, la ansiedad, las inquietudes, los miedos, y aquello que nos producía un molesto ruido interno, se esfumaba o se convertía en un eco lejano apenas perceptible.

Alguien dijo: "Kely plasmaba la vida", y en esta línea, la impermanencia de todas las cosas. Por ello su Camino era buscar, y buscar constantemente nuevos métodos, nuevos materiales, nuevos caminos. En contra de lo convencional, de lo acomodaticio.

Muchas cosas y multitud de anécdotas podría contar de esta gran amiga, mujer y artista, pero caería en aquello de lo que ella huía, y que me rogó encarecidamente no hiciera.

Sirva esta exposición y este homenaje, para recordar y disfrutar su obra o para conocerla aquellos que no hayan tenido la suerte de haberse cruzado antes con ella.

Sirva también a su marido, hija, madre, hermanos y amigos que hemos gozado del grandísimo privilegio de estar a su lado, además de homenajearla, para volver a unirnos, porque para nosotros Kely está siempre presente.