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La "mancha" del error en internet no se quita

Borrar para siempre los comentarios publicados en redes sociales como Twitter es casi imposible, alertan los expertos

La "mancha" del error en internet no se quita

"Claro que he borrado mi timeline de Twitter. Viendo el percal, cualquier cosa puede ser descontextualizada y yo, hace 4 años, no era cargo público". Ramón Espinar, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, reconocía ayer que ha eliminado todos los mensajes publicados en Twitter, después de que el concejal de Cultura del Ayuntamiento de la capital de España, Guillermo Zapata, de Ahora Madrid, se viera obligado a dejar el cargo al hacerse públicos los mensajes antisemitas y de burla hacia víctimas del terrorismo que publicó en la red social hace varios años.

Como Espinar, hasta 200 políticos españoles habrían recurrido a empresas especializadas en borrar cualquier rastro suyo en internet para evitar problemas que acaben en obligadas renuncias. Sin embargo, los expertos alertan de que lo que ha llegado a la red muy difícilmente saldrá de forma definitiva. "El borrado completo es muy complicado, sobre todo en redes sociales como Twitter, que almacena e, incluso, vende los mensajes a herramientas especializadas", afirma el asturiano Rubén Llames, de la junta directiva de la Asociación Española de Responsables de Comunidad Online y Profesionales Social Media.

La publicación en diversos medios digitales de sus tuits, horas después de que Ramón Espinar procediese al borrado de los mensajes en Twitter, confirma la advertencia de Llames. Si en internet hay instrumentos muy potentes para la eliminación de tuits comprometidos, también los hay para recuperarlos. "Israel tiene hitos fundacionales como el éxodo, Herodes matando niños y el Holocausto nazi. Y repite con los tres en Palestina", escribió Espinar, según ha desvelado un medio digital, en uno de esos tuits que colocó en la red social cuando no ostentaba cargo público alguno ni podía siquiera sospechar que algún día se convertiría en diputado de la Asamblea de Madrid.

"Hay que tener en cuenta que cada día se escriben unos 500 millones de tuits y que, por tanto, resulta poco menos que imposible que no acaben dejando huella por mucho que se intenten borrar", subraya Llames, quien alerta de que Twitter no sólo se dedica al almacenamiento, sino que hay herramientas que le compran mensaje antiguos o que, incluso, hay iniciativas especializadas en "desenterrar" opiniones de políticos vertidas en esa red hace años. "Da igual desactivar la cuenta. Los tuits quedan almacenados y el borrado total es muy complicado de conseguir. Cien por cien seguro no hay nada", añade Rubén Llames, quien advierte de que para "resucitar" tuits antiguos tampoco hace falta contar con herramientas de internet "demasiado potentes".

Según este experto, dentro del espectro de las redes sociales, Twitter es bastante más "traicionero" que Facebook ante "calentones" o pecados de juventud de formaciones emergentes que se desarrollaron al calor de los movimientos de los indignados o del 15-M. "Facebook no vende el contenido. Éste se queda dentro. Además, es una red que está limitada por cuestiones de espacio y no hay herramientas que te permitan rebuscar, como en Twitter", subraya Rubén Llames, quien alerta de que "en Twitter todo es público, mientras que en Facebook hay privacidades, a las que no se accede sin autorización".

Este experto tampoco se muestra entusiasmado con el "derecho al olvido" que ha aprobado la Unión Europea para reconocer que los ciudadanos puedan reclamar el borrado de información que les resulte perjudicial o no pertinente. Y es que, según apunta, en el caso concreto de Google, "se puede solicitar ese derecho, pero se trata de un proceso tedioso y que se centra únicamente en el buscador. Que nadie piense que si, por ejemplo, alguien aparece en internet con una sanción en el BOE su nombre va a desaparecer de ahí".

"Lo que ha ocurrido con Google es que no han eliminado ni el 40%", añade Miguel García, de la empresa gijonesa Clean Cloud, que ofrece servicios para la protección de la privacidad y la intimidad en internet, eliminando información perjudicial para el cliente, como resultados molestos, o filtrando redes sociales, blogs, foros, boletines oficiales, ficheros de morosos, insultos, amenazas y hasta suplantaciones de identidad.

García asegura que, en general, resulta factible borrar rastros personales en internet, aunque en el caso concreto de Twitter y del edil madrileño Guillermo Zapata advierte de que "lo que existió, se puede recuperar".

Con un edil que acaba de renunciar al área del que se iba a hacer cargo y con los partidos tirándose los tuits a la cabeza entre peticiones de dimisiones, los expertos consultados advierten de que, aunque el borrado total en Twitter no existe, hay varias fórmulas para apartar del ojo público comentarios inadecuados. La más sencilla es la eliminación manual o el cierre de la cuenta para empezar de cero. Pero, además, en internet están a mano varias herramientas que permiten la erradicación masiva de tuits. Un ejemplo es Tweet Delete, con capacidad para eliminar 3.200 mensajes de una sola tacada, o Tweet Deleter, que, en su versión de pago, ofrece la posibilidad de suprimir mensajes por temas o por periodos de tiempo. Sin embargo, tal y como alertan los especialistas, al igual que hay instrumentos que facilitan el borrado de tuits inadecuados, también los hay, y no son difíciles de localizar, que permiten seguir su rastro. "Puede ser complicado encontrar algo que se ha intentado borrar, pero hay medios para conseguirlo. Nada desaparece de la red para siempre", sentencia Llames.

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