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La espuma de las horas

"Yesterday", hoy como ayer

Hace 50 años Paul McCartney, autor de la canción más grabada de la historia de la música popular, empezó a creerse un nuevo Beethoven

George Harrison, John Lennon, Ringo Starr y Paul McCartney, en los años sesenta del siglo pasado.

El pasado domingo se cumplieron 50 años de Yesterday, la canción con más grabaciones en la historia de la música popular y posiblemente la más conocida entre todas las de los Beatles.

Paul McCartney se despertó una mañana en su dormitorio del ático de la casa londinense de los Asher en Wimpole Street con la melodía rondando su cabeza. Un piano aguardaba junto a la cama, se fue derecho a él y comenzó a tocar.

McCartney había conocido a la polifacética modelo Jane Asher dos años antes en el Royal Albert Hall durante la retransmisión del festival Jux Box Jury. Enseguida intimaron y se fue a vivir a casa de sus padres donde la música formaba parte activa de la liturgia familiar.

Al principio Paul no se podía creer del todo que la canción hubiese surgido exclusivamente de la inspiración personal. Dudó si la melodía guardaba relación con la oleada de recuerdos que le venían de otras piezas. Si sería un plagio inconsciente de algo que había escuchado con anterioridad en algún lado. Sólo descartó una supuesta coincidencia después de haberla tocado delante de algunos amigos y personas relacionadas con el negocio discográfico. Nadie había oído nada parecido. La melodía era inédita y, con el paso del tiempo, McCartney no tendría inconveniente en admitir que era la mejor de las canciones que había compuesto.

Yesterday nació sin letra. A Paul se le ocurrió entonces improvisar una con el título provisional de Scrambled Eggs (Huevos Revueltos). Pasarían meses antes que las palabras definitivas tomasen forma acompañando a la música. Inicialmente, aunque con más de una variable, era así: "Scrambled eggs / Have an omelet with some munster cheese / Put your dishes in the washbin please / So I can clean the scrambled eggs". Pueden probar a tararearla, o bien la versión más doméstica: "Scrambled eggs, oh baby, how I love your legs" ("Huevos revueltos, oh nena, cómo me gustan tus piernas").

La letra que conocemos se le ocurrió a McCartney camino de la villa en Albufeira de Bruce Welch, guitarrista de los Shadows, donde había ido a pasar unos días durante el verano. "Yesterday, all my troubles seemed so far away/ Now it looks as though they're here to stay oh, I believe in yesterday"

Apenas 48 horas después de regresar de Portugal, el 14 de junio de 1965, tras una toma en el órgano Hammond de John Lennon, grabó la canción en los estudios de Abbey Road, haciéndose acompañar en la sesión por un cuarteto de cuerda. Para ello tuvo que insistir el productor George Martin. A McCartney todo aquello le parecía demasiado almibarado.

En Estados Unidos, Capitol la convirtió en un disco sencillo y enseguida alcanzó el número 1 en los charts, pero jamás sucedió así en el Reino Unido. El resto de los integrantes de la banda se negó por considerar la canción muy diferente a lo que los Beatles habían grabado hasta ese momento. Yesterday vio la luz, junto a otras canciones, en el álbum Help. Pronto se convirtió en un estándar emergente que no tardarían en incluir en sus repertorios desde Frank Sinatra a Marianne Faithfull. Hoy en día, cincuenta años después, sigue siendo una de las grandes canciones populares de todos los tiempos.

Durante el periodo paritorio y acto seguido de grabarla, Yesterday se convirtió en una especie de obsesión para Paul McCartney. Silbaba con frecuencia la melodía y George Harrison llegó a decir de él que empezaba a creerse Beethoven. Dos minutos y tres segundos es un tiempo récord para expresarse. Yesterday no dura más que eso y, sin embargo, es como si se repitiera una y otra vez. No ha desaparecido de nuestras vidas.

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