Francisco González-Lima, cubano de origen asturiano, médico y catedrático de la Universidad de Texas en Austin, abre hoy en el auditorio de Oviedo el I Congreso internacional de psicobiología, que preside Nélida Conejo, profesora de la Universidad de Oviedo. González-Lima explicará cómo un rayo láser proyectado sobre las neuronas cerebrales mejora las capacidades cognitivas.
-Primero, el personaje.
-Mis bisabuelos, que eran de Oviedo y Gijón, llegaron a Cuba a finales del XIX, y yo nací en 1955 en el Centro Asturiano de La Habana; después mi familia se exilió. Salimos de Cuba a Costa Rica. Después, Venezuela y, posteriormente, Puerto Rico, donde terminé mis estudios de Medicina. El posgrado lo hice en Alemania, en el instituto de neurobiología de la Fundación von Humbol. Estudiábamos el mapeo metabólico del cerebro. Por entonces empezaba un método que se denomina de la fluorodesoxiglucosa, o FDG, que llevó después a trabajar con emisiones de positrones en humanos. Lo que hicimos en Alemania fue la base para dar el salto a humanos. Una verdadera revolución científica. El inicio de las imágenes funcionales del cerebro. Fue a principios de los ochenta. Di clase en Ponce, en Puerto Rico. Ingresé en la Universidad de Texas en Austin, donde llevo 24 años. Me dieron una cátedra honorífica con el nombre de un profesor hispano, se llama cátedra George Sánchez. Fue profesor en Austin en los años treinta. Es la única cátedra honorífica a un hispano en EE UU. Y la academia de ciencias de Texas me dio este año el premio como científico distinguido.
-¿Cómo es el tratamiento con láser?
-Es un método nuevo. Usamos un láser de muy baja intensidad pero de alta densidad de energía. Lo aplicamos en la frente. Los fotones, en el infrarrojo, son absorbidos por una enzima de las neuronas. Reciben energía en forma de luz que se convierte en energía química. Y el cerebro mejora sus funciones cognitivas.
-Parece muy sencillo.
-Es sencillo. El láser es transcraneal. No invasivo. Un tratamiento dura ocho minutos. Hemos hecho dos estudios con dos resultados: el individuo reacciona más rápido y mejora la memoria de trabajo. Y en otro estudio a punto de salir se ve que mejoran las funciones ejecutivas, las propias de resolver problemas. Así que una sesión con láser mejora la atención, la memoria y la capacidad de resolver problemas.
-Clínicamente...
-No hemos hecho aplicaciones clínicas. Investigamos con adultos jóvenes y sanos. Un colectivo que es difícil que mejore, claro. Todos son estudiantes universitarios, obviamente con carácter voluntario.
-¿Qué aprecian tras aplicar el láser?
-Apreciamos que bajan los errores.
-¿Cómo?
-Hacemos un test con un patrón visual que se muestra a la persona de la prueba. Después se le enseñan dos patrones parecidos y debe decir cuál fue el original. Elige con menos errores y con mayor rapidez tras una sesión con láser.
-¿El láser hace más inteligente a la gente?
-Depende de cómo se quiera definir el fenómeno. Lo cierto es que la gente mejora la atención, la memoria y la capacidad de resolver problemas. No lo llevamos aún a poblaciones clínicas. Sí hemos probado en personas con síntomas de depresión a quienes les cuesta más pensar y resolver problemas. Si aplicamos el láser, al menos esos problemas cognitivos esperamos que mejoren. No sabemos si mejorarán los aspectos emocionales.
-¿Cuánto duran los efectos?
-En individuos sanos, una sesión de ocho minutos tiene efectos positivos durante al menos dos semanas.
-¿Y después?
-Hemos medido sólo hasta las dos semanas tras la sesión con el láser. Va perdiendo intensidad. Se puede hacer una sesión al mes.
-¿Efectos secundarios?
-No hay ningún efecto secundario reconocido. El láser se utiliza para dolores de espalda con cuatro veces más intensidad que en nuestro modelo.
-¿Cómo actúa?
-El láser facilita la oxigenación del cerebro, que así genera más energía. La enzima citocromooxidasa absorbe luz cerca del infrarrojo y acelera su función. Es la enzima responsable del consumo de oxígeno de las células. Nos planteamos estimularla. En estudios in vitro se vio que ocurría con el láser. Mi grupo en 2008 publicó un estudio con animales vivos. Accedíamos con el láser a través de los ojos hasta la retina. Al principio no sabíamos si podría cruzar el cráneo. Después probamos y sí, la energía superaba el cráneo. Y medimos cuánto oxígeno consume el cerebro en la corteza frontal, que es la más implicada.
