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¡Hágase la luz!

El blanco, los vainillas y los grises claros arrasan entre las opciones para dar un aire nuevo a la casa e imitar el estilo Hamptons, una decoración de verano que se queda todo el año

Blanco infinito, formas suaves y mobiliario ligero. A priori parece fácil, no lo es tanto. Y es que conseguir ese toque propio de las casas de los Hamptons neoyorquinos, caracterizadas por su luminosidad y glamour sencillo, resulta complicado si no se tiene muy claro qué tipo de ambiente se pretende lograr.

Esa elegancia nada ostentosa parte de materiales nobles y construcciones de inspiración antigua. Los macizos de hortensias y los pasteles de manzana recién horneados van inevitablemente asociados a espacios cuidados hasta el extremo, con exteriores de estilo rústico chic, con mucho blanco y azul, estampados florales, madera natural y un aire country refinado.

En el salón no faltan el reloj de pared, los sillones capitoné y las mesa de madera estilo shaker. Las tapicerías de cuadros y los muebles decapados ayudan a conseguir el aire Hamptons, asociado también a las ventanas de guillotina en cuarterones y los enormes zócalos de madera blanca.

El suelo del recibidor debe ser de madera oscura, que aporta solera, aunque la casa haya sido construida hace unos meses. Las flores frescas deben estar por todas partes, siempre en unos jarrones de cristal liso y en perfecto estado.

La atmósfera country chic la aportan detalles como los apliques de bronce y las molduras, sin olvidar esas cocinas de película en las que la familia entera cocina, charla y se toma unas copas de vino, mientras comenta las anécdotas del día antes de la cena.

En el jardín destacan las tumbonas en azul pastel, rojo o blanco. En los porches el protagonismo es para los muebles de mimbre auténtico, llenos de almohadones por todas partes. Porque aunque el interior de una casa sea importante, en verano el aire libre siempre recobra su esencial protagonismo.

Tiffany, siempre con retorno.

La firma estadounidense renueva su colección “Return to Tiffany” con colgantes inspirados en diseños de 1969, realizados en plata. La colección nació de unos llaveros de plata que llevaban grabado un número de registro. Si alguien perdía sus llaves y caían en manos de una buena persona que seguía las instrucciones “devolverlas a Tiffany, Nueva York” regresaban a su dueño, con el que contactaba inmediatamente la joyería. Hoy son unas de las piezas más codiciadas.

Valli y el frufrú de la seda.

Giambattista Valli ha presentado una colección de alta costura llena de delicados bordados florales, estampados y encaje floral. Los vestidos recuperan el volumen y destacan por sus colores vistosos. También hay propuestas más recatadas en rosa nude y negro. En ninguno faltan adornos como plumas y encajes, que el italiano trabaja y moldea como nadie. Sin duda, no será raro ver algunos de estos diseños en las próximas citas glamourosas de la alfombra roja, como la entrega de los “Oscar” del cine en Hollywood.

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