Riccardo Muti, maestro indiscutible del mundo de la música y director titular de la Sinfónica de Chicago, aplaudió ayer, a su llegada a Oviedo, la interpretación del "Cumpleaños feliz", a cargo de cinco gaitas y tambor de la Banda "Ciudad de Oviedo", dirigida por Vicente Prado, "el Pravianu". Muti cumplía 74 años, que no aparenta, en una ciudad que dice llevar en "el corazón" por el premio "Príncipe de Asturias" de las Artes, que recibió en 2011, pero también porque es la cuarta vez que la visita para dirigir. "Está ligada a recuerdos muy importantes de mi vida artística", afirmó.

En esta ocasión viene a la capital asturiana para dirigir "Falstaff", la última ópera que compuso Verdi, con la orquesta de jóvenes músicos "Luigi Cherubini" que él fundó y a la que ya dirigió en Oviedo en el "Réquiem" de Cherubini. Educado y simpático, pese a que acumula un cierto cansancio porque lleva semanas preparando esta obra, que estrenó el pasado jueves en Rávena, donde realizó la última función el pasado domingo, Muti, poco amigo de conceder entrevistas, habló unos minutos con los periodistas que le esperaban en el hotel de la Reconquista. Oviedo, el Campoamor y sobre todo "Falstaff" fueron los asuntos de las preguntas. "Falstaff" es la primera ópera de Verdi que dirige en España y la tercera en su trayectoria profesional, aunque la segunda con escena. La hará en dos funciones, los próximos viernes y el sábado, en el Campoamor, en el que se considera el acontecimiento musical del verano español.

Un teatro, dijo, "con una gran historia y muy vinculado a Verdi", su compositor favorito, a quien tan profundamente conoce y admira. "Es su ópera más importante, más difícil y más complicada y también la definitiva, la que compendia su vida artística. En ella nos cuenta su forma de pensar y de ver la vida, la historia del hombre. Puede ser una importante contribución cultural de Italia a España", indicó.

Según Muti, en 'Falstaff', Verdi estudia a Mozart, a Haydn y a Paisiello, casi hasta llegar al impresionismo de Debussy. "Sobre todo es Verdi, el hombre que piensa después de una vida llena de éxitos y de triunfos que, al final, todo en el mundo es burla. En el fondo no es una ópera cómica, hace sonreír, pero la conclusión es amarga, no es dulce", explica.

Riccardo Muti llegó poco antes de las cinco y media de la tarde, acompañado de su esposa y colaboradora, Cristina Mazzavillani -directora de la escena de la obra-, y de su agente, Beatrice Altobelli. Fue recibido por el director artístico del festival musical del Ayuntamiento de Oviedo, Cosme Marina, con quien comentó la apretada agenda de este caluroso verano. El próximo domingo, acompañado de la orquesta, viajará a Salzburgo para dirigir "Ernani", otra ópera de Verdi, de quien es, en estos momentos, su mejor batuta.

Antes de retirarse a su habitación, quiso ver las fotografías de su llegada realizadas por Luisma Murias, de LA NUEVA ESPAÑA. Mostró su deseo de enviar una a su otra orquesta, la Sinfónica de Chicago. En esta ocasión, dijo, tratará de conocer un poco mejor la ciudad, algo que no pudo hacer cuando recogió el "Príncipe de las Artes" porque "era un acto más institucional".

Hoy celebrará el ensayo general y eso, en el caso de Muti, significa trabajo hasta que todo quede perfecto. El montaje comenzó el pasado lunes. Son alrededor de ciento cincuenta personas entre cantantes, músicos y técnicos. El cantante Kiril Manolov encarna a Sir John Falstaff, el hombre ya entrado en años que reflexiona sobre su vida.

Riccardo Muti dirigió por primera vez en Oviedo el 3 de mayo de 1999, a la Filarmónica de la Scala de Milán, dentro del ciclo inaugural del Auditorio. La segunda cita con la ciudad fue el 22 de marzo de 2007, también en el Auditorio, al frente de la Philarmonia londinense. Su último concierto fue el protagonizado con motivo de los premios "Príncipe de Asturias", con la "Luigi Cherubini". Los aficionados asturianos le profesan el mismo cariño que él siente por la ciudad y, en el Auditorio, una placa de homenaje lo simboliza.

El maestro que se rebeló contra la Italia degradada por Silvio Berlusconi en un "Nabucco" histórico, el 12 de marzo de 2011, en la Ópera de Roma, es el mismo que rechazó la ciudadanía de honor de Roma por la disputa política que se originó. Pero es ciudadano honorario de Salzburgo, cuyo festival dirige desde hace 44 años, y director honorario de la Filarmónica de Viena, cuyo concierto de Año Nuevo ha dirigido en cuatro ocasiones. Estuvo dos décadas al frente de la Scala de Milán y su "Falstaff" en Oviedo será, según avanzan los especialistas, un acontecimiento musical para la historia.