Una excavación dirigida por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) en la cueva de Teixoneres, en Moià (Barcelona) ha hallado este año más de veinte puntas de lanza empleadas por grupos de neandertales que se instalaron allí hace 50.000 años con el fin de cazar. Muchas de estas puntas están rotas debido a que impactaron sobre superficies duras, probablemente sobre los huesos de sus presas. El hallazgo confirma a Teixoneres como una auténtica estación de caza y el yacimiento de Cataluña, y probablemente de la Península Ibérica, con más útiles similares.

El IPHES explicó que las presas de los neandertales de Moià eran muy variadas, por lo que cabe pensar que los grupos no tenían una especial preferencia por ninguna. Restos de caballos, ciervos, uros, asnos, corzos, cabras, rebecos, rinocerontes y conejos se reparten por toda la superficie utilizada del yacimiento, mostrando signos de haber sido asadas y consumidas hasta la médula.

Este descubrimiento supone un cambio en la dinámica de ocupación que se venía observando en la cueva. Anteriormente se creía que Teixoneres era refugio de carnívoros y que los neandertales visitaban el lugar ocasionalmente cuando pasaban por aquel territorio. En cambio, el nivel descubierto este año presenta escasos indicios de presencia de carnívoros y muestra más estabilidad ocupacional de los homínidos. Ello se aprecia en los materiales de las herramientas. Antes, dominaban los materiales ajenos a Moià, como el sílex y la pizarra corneana, mientras que ahora son locales, por ejemplo el cuarzo.

Paralelamente, también se ha trabajado en la cueva del Toll. Este yacimiento es conocido por contener una de las colecciones de oso de las cavernas más importante de la Península. El IPHES indica que el número y la calidad de los restos recuperados es espectacular, sobre unos 300 restos de oso de las cavernas. Entre ellas destaca un cráneo y varios huesos largos de un adulto, que se ha bautizado con el nombre de Pyros, en honor al macho más viejo que existe hoy en los Pirineos. Estos hallazgos contribuirán a conocer los hábitos osunos, competidores de los neandertales por las cuevas.