La pesadilla de morir en unas arenas movedizas que tuvo de niño el escritor sueco Henning Mankell regresó cuando le diagnosticaron un cáncer, una enfermedad contra la que emprendió una lucha que recoge en su último libro, en el que aborda, a través de sus recuerdos, muchas cuestiones universales. Este temor es el que da título a su libro, "Arenas movedizas" (Tusquets), la obra más personal de este afamado escritor sueco creador de la serie de novela policiaca del detective Kurt Wallander y que ahora sale a la venta.

Tras el diagnóstico, que fue para Mankell un "descenso a los infiernos", el escritor supo que quería escribir sobre su enfermedad, primero en artículos periodísticos y posteriormente en este libro en el que va intercalando recuerdos con sus pensamientos sobre la muerte, el miedo, la esperanza, las creencias pero, sobre todo, sobre la vida. Desde el principio que su escritura sobre su experiencia era desde la perspectiva de la vida, no de la muerte.

Recuerda la "certeza paralizante" de saber que tenía una enfermedad grave e incurable y el período de diez días y diez noches en el que intentó "no quedar paralizado por el miedo que amenazaba con destruir" toda su capacidad de resistencia. Mankell se refiere a su "lucha silenciosa para sobrevivir a las arenas movedizas" que eran "el agujero infernal del que, a la postre" consiguió librarse.

Tras superar el impulso de rendirse, comenzó a leer libros sobre arenas movedizas y descubrió así que el relato sobre esas masas de arena capaces de arrastrar consigo a un hombre y matarlo es un mito: "Todas esas historias que se cuentan y lo que describen son una invención".

Los libros se convirtieron en la mejor herramienta ante el "golpe mortal" que supuso conocer el diagnóstico de cáncer: "Coger un libro y perderme en el texto en los momentos difíciles ha sido siempre un modo de buscar alivio", explica Mankell en su obra. Junto a los libros, la fotografía de obras de arte y la música fueron sus vías para apartar la vista de la enfermedad, relata el autor. Unos momentos de "caos emocional" en los que recordaba la niñez hasta que se percató de que la memoria es lo que le ayudaría a comprender y a encontrar un punto de partida para enfrentarse a esa "catástrofe".

Esos recuerdos y episodios de su vida, muchos de ellos de sus estancias en África, continente que visitó por primera vez hace cuatro décadas y donde reside ocasionalmente, dan pie a Mankell para reflexionar sobre la desigualdad, el medioambiente o la capacidad de elección de las personas.

Casado con Eva Bergman, hija del cineasta sueco Ingmar Bergman, Mankell, de 67 años, ha escrito, aparte de la serie de Wallander, una veintena de novelas, una docena de libros infantiles y es un respetado dramaturgo en su país, además de activista de izquierdas.