Cantante, músico, compositor, productor, Ariel Rot (1960) es historia viva del rock español desde el nacimiento de "Tequila", en 1977. Había llegado a España un año antes, con 16, huyendo junto a su familia de la dictadura argentina. Hoy estará en el Jardín Botánico de Gijón (21,30 horas), en una comparencia íntima en la que repasará más de tres décadas de canciones, incluida su etapa con "Los Rodríguez".
-Su concierto se anuncia como "diferente"...
-Bueno, es diferente porque estoy solo en el escenario y no es algo al uso. Ahora bien, es un concierto de rock con guitarra eléctrica, acústica y piano. En fin, es diferente por la manera en la que reinvento mi repertorio y lo adapto de manera especial, original, a este formato en solitario. Por lo general, los músicos de rock damos conciertos acompañados y somos más bien parcos en nuestras intervenciones verbales. Aquí, sin embargo, me explayo bastante y explico las canciones, momentos especiales en mi vida... Es una manera de contar mi historia.
-Hila una biografía con esa selección de sus temas...
-Sí, es cierto que predomina más mi etapa en solitario, toda esta última época. En recintos de este tipo cobran más importancia los textos, la canción en sí, y digamos que se adapta mejor esta última etapa. Pero habrá, por supuesto, canciones de "Los Rodríguez"... Para aquellos viejos fans que conocen más el repertorio "tequilero", digamos que esos temas tendrán menos presencia.
-Son casi cuarenta años de rock y escenario. ¿Ha merecido la pena?
-Por supuesto. Y sigue mereciendo la pena. Y más allá de eso, es a la vez una necesidad y una cruz. En cierto modo, es como si hubiera sido diseñado para esto. Fue una decisión que tomé siendo muy chico, más allá de la razón, desde la pasión, al margen de lo mercantil. Y ha merecido además la pena por la cantidad de gente que he conocido, por los muchos músicos con los que he tocado, los viajes, los escenarios... Me siento afortunado.
-Hay autores que critican a su generación por despolitizar la música española en los años de la Transición...
-La politización social es un fenómeno que tiene pocos años. No creo que nuestra generación haya protagonizado esa despolitización. En todo caso, yo que venía de la Argentina, de los años setenta, puedo decir que mi generación y la anterior estan muy comprometidas y tremendamente politizadas. Muchos incluso dieron la vida. Que la política esté presente en tu arte es una decisión muy personal. Hay quien tiene una actitud política y, sin embargo, no la mezcla con su parte artística.
-Ha hecho referencia a sus orígenes argentinos, a la huida de la dictadura militar. ¿Qué han aportado a la música española autores como usted mismo, Alejo Stivel, Calamaro o alguien tan singular como Sergio Makaroff?
-Pues "Tequila"o "Los Rodríguez", que son grupos de referencia. Por otro lado, está también Moris. Somos argentinos, pero hemos vivido en España y creado la obra desde aquí. Hay algo curioso: somos un grano de arena dentro del panorama del rock argentino, que tiene una escena muy poderosa, muy avanzada. Se desconoce y, lamentablemente, sólo ha trascendido lo que hemos hecho aquí. Hay una estética, una lírica, que por algún motivo no funciona aquí.
-¿Podemos hablar de un rock latino por oposición a otro anglosajón?
-Durante años estuvimos muy esclavizados del rock anglo. Y, sobre todo, en España. Pendientes de todo lo que ocurría en Inglaterra, excepción hecha de grupos como "Gabinte Caligari", que hacía cosas muy personales y arriesgadas. En los noventa, con carácter mundial, comenzó una preocupación por las raíces, algo que ganó peso. En el mundo latino buscábamos estímulos e inspiración en la música que se escuchaba en nuestras casas y en el barrio cuando chicos. Era todo más abierto y vimos que había ahí un material de altísimo nivel.
-"Tequila", "Los Rodríguez", acompañando a otros artistas, en solitario. ¿Cómo se ha sentido más gusto?
-Siempre que he dejado de sentirme a gusto, las cosas acabaron. Tanto con los "Tequila" como con "Los Rodríguez" fueron relaciones fraternales. Para lo bueno, desde luego, y también para la competitividad que ese tipo de relaciones genera muchas veces. Fueron experiencias únicas y mágicas. También me hesentido muy bien colaborando con gente. La complicidad que surge cuando te juntas con otro músico, en el escenario, es algo difícil de describir para alguien que no lo ha vivido. Hay ahí una comunicación muy profunda.
-¿La resulta dificil componer?
-Es como todo, cuanto más practicas y menos te obsesionas, más disfrutas, mejor fluyen las cosas. Después de un tiempo de inactividad creativa, volver resulta siempre extremadamente difícil. Muchas veces, uno piensa en su propio repertorio como algo muy lejano, y de repente, después de días de darle vueltas a las letras, pues a la cuarta o a la quinta canción vuelves a disfrutar; te sumerges en ese estado de alerta que exige la composición. La creatividad es algo que hay que cuidarse de alimentar de todas las maneras posibles, trabajarla.
-Como un músculo más...
-Exactamente, hay que ejercitarla. A estas alturas, cuando paso por momentos difíciles, ya aprendí a no preocuparme. Hay que conectar con esa parte creativa de uno mismo. A mí no me funciona eso de la inspiración; yo encaro períodos creativos y es como empezar un viaje o entrar en una atmósfera particular, desde que me despierto.
-¿Hay alguna canción, entre las muchas que ha compuesto, con la que se sienta especialmente identificado?
-No podría decirlo, realmente. Hay un puñado de canciones que me parecen redondas, en las que no cambiaría ni una palabra. Hay otras que no tanto, en las que aflojé algo en el tramo final. Lo difícil en las carreras musicales largas es no involucionar.
