Una huelga de hambre ante la Delegación de Educación de Sevilla es el último recurso que José C., padre de un niño de 6 años, ha encontrado para reclamar que su hijo tenga la atención especial que requiere en su colegio sin tener que cambiar y alejarse del centro de salud que garantiza su atención. "Padre en huelga de hambre por la educación de mi hijo", reza la pancarta con la que José se plantó ayer ante las puertas de la Delegación, tan sólo acompañado de una botella de bebida isotónica, que será su único alimento, y de tabaco para pasar las horas.

La solución que se le da desde la Delegación de Educación supone, según afirma, cambiar a su hijo, cuyo problema no desvela, a un centro más alejado, diferente al que ha tenido en los últimos años, lejos de su hermano y, sobre todo, a 40 minutos en ambulancia en caso de una crisis de salud de su hijo, por lo que existe el riesgo "de muerte súbita".