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La Luna, al rojo vivo

Los aficionados a la astronomía pudieron disfrutar en Asturias de inmejorables vistas del eclipse total, con cielos despejados en casi toda la región

La Luna rojiza, sobre la torre de la Laboral. ángel gonzález

Fue una velada para noctámbulos, y mereció la pena. El eclipse total que en la madrugada del lunes tiñó de rojo la Luna tuvo en Asturias un inmejorable punto de observación, con cielos despejados como pocas veces se dan en el Principado para contemplar en todo su esplendor un espectáculo que no volverá a repetirse hasta el año 2033.

En el caso de Asturias, a la coincidencia del eclipse con la superluna, que se presentó un 14 por ciento más grande y un 30 por ciento más brillante debido a su proximidad con la Tierra, hubo que añadir unas condiciones meteorológicas óptimas, con un firmamento estrellado que, salvo momentos muy puntuales, permitió disfrutar del fenómeno en toda su extensión. Pocas veces se dan tantas y tan buenas condiciones juntas, y por eso hubo muchos aficionados a espiar el cielo nocturno que no quisieron dejar pasar la oportunidad de ver la Luna de sangre, llamada así por el color rojizo con que se vio tras la sombra de la Tierra.

Fue el caso del gijonés Alfredo González Vega, aficionado a la fotografía, que en los últimos tiempos se ha especializado en "cielos nocturnos, estrellas, amaneceres y atardeceres". Y por eso, "el espectáculo de anoche no se podía dejar pasar; no volverá a ocurrir hasta dentro de mucho, y el buen tiempo ha sido determinante", reflexionaba el fotógrafo tras pasar la noche a pie de la Laboral.

El de la madrugada del lunes fue el primer eclipse total que fotografiaba, y "ha merecido la pena la espera, es algo que pasa una vez en la vida". El gijonés no dudó en pasar "un poco de sueño", porque se plantó con su equipo en Cabueñes a las cuatro de la madrugada y se fue a las ocho de la mañana. Con un buen botín, eso sí, porque consiguió "varias fotos bastante buenas con distintos ángulos de la torre de la Laboral, desde fuera y desde el patio". Además, "coincidí allí con algún amigo de foros de internet que se dedican también a retratar el cielo nocturno, y luego compartimos las fotos y las colgamos en la red", indicaba. En su página, "la ventana de Alfredo", ya lucían ayer algunas de sus instantáneas, fruto de una noche de observación "estupenda, con la Luna como nunca antes".

Muchos otros asturianos se echaron a la calle en distintos puntos para disfrutar del satélite como nunca antes, especialmente en los enclaves más alejados de las ciudades, donde el resplandor del alumbrado no distorsiona la visión del cielo. Los aficionados se llevaron como premio extra la visión de Orión, Pléyades, Marte o Venus, con alguna estrella fugaz de propina. Todo ello coronado por una Luna que se tornó rojiza pasadas las 04.30 horas durante el eclipse total. La última vez que se dieron esas características fue en 1982 y habrá que esperar otros 18 años para ver el mismo fenómeno. Por si acaso, ayer fue el momento de aprovechar.

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