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VICENTE DOMÍNGUEZ GARCÍA | Viceconsejero de Cultura

"Sería maravilloso que Oviedo, Gijón y Avilés se sintieran parte del mismo territorio"

"Es propio del filósofo dedicarse a la cosa pública y a la sociedad, no hay nada de reto o motivación personal" "Educación y cultura son cosas inseparables"

Vicente Domínguez, el pasado viernes, en su despacho, en el palacio de Calatrava, en Oviedo. Luisma Murias

Vicente Domínguez García, profesor de Filosofía Griega y de Filosofía y Cine de la Universidad de Oviedo, antiguo decano y vicerrector de Extensión Universitaria y Comunicación en el equipo rectoral de Vicente Gotor, se sienta desde el pasado mes de septiembre en un despacho político en el edificio de Calatrava, en Oviedo, el de la Viceconsejería de Cultura. Avilesino, de 52 años, casado y padre de dos hijos, es autor de varios libros, todos ellos relacionados con sus inquietudes intelectuales, que son muchas y diversas. A caballo entre Epicuro y Platón, el nuevo viceconsejero, independiente políticamente, dice "militar" en lo público -"es propio del que se dedica a la filosofía dedicarse a la cosa pública y a la sociedad", afirma- y defiende un proyecto cultural en el que lo importante es el horizonte y no el corto y medio plazo. En ese horizonte que nunca acaba de abarcarse, educación y cultura "son cosas inseparables". Se define como hombre tranquilo y dice hablar desde la humildad de quien se muestra dispuesto a volver a entrar en la caverna platónica y mancharse las manos. "Sé que lo tengo difícil y que es un trabajo de largo recorrido que requiere esfuerzo", dice.

-¿Qué le decidió a entrar en la arena política y aceptar el cargo?

-Cuando me lo planteó el consejero Genaro Alonso oscilé entre el Jardín de Epicuro y la Ciudad de Platón. Son los extremos en los que me movía y es una disyuntiva que se plantea cualquiera que esté en el ámbito público. A mí me gusta mucho el Jardín de Epicuro, sobre todo porque por mi relación con Santiago González Escudero, que hizo su tesis sobre Epicuro y dirigió la mía, es un planteamiento de vida muy atractivo pero, en el fondo, y él también lo era, somos platónicos o aristotélicos en el sentido de que es propio de la filosofía y del que se dedica a ella dedicarse a la cosa pública y a la sociedad. No hay nada de reto o motivación personal en esta decisión, y tampoco se trata de probar esta experiencia, sería además hasta indigno plantearse una cosa así. Considero que tenemos que dedicarnos a organizar y a ofrecer a la sociedad todo aquello que la hace más libre, más reflexiva y que tiene que ver con su vertebración. Soy muy socrático, sé muy pocas cosas y de poco valor la mayoría de ellas, o casi todas, pero si de algo he reflexionado un poco más es de eso que llamamos de forma borrosa cultura y de su gestión.

-Es decir, le decidió algo tan antiguo como servir a la sociedad.

-Este ofrecimiento te da la posibilidad de hacer filosofía en el sentido platónico y aristotélico de un servicio a la sociedad que a mí me parece esencial, que es el que tiene que ver con la cultura. Estamos hablando de cultura y la estamos entendiendo como algo exento que no está relacionado con otras cosas, pero el hecho de que en Asturias esté vinculada con una conjunción a la educación expresa muy bien algo que los griegos tenían muy claro con una palabra que resumía el conjunto de la educación y la cultura y muchas más cosas, que era la palabra "paideia", que recoge todo lo que supone el espíritu, la formación, la educación y las manifestaciones artísticas, y, naturalmente, eso en latín dio lugar a otra palabra, "humanitas". La "paideia" es la suma de la educación y la cultura, que está muy bien expresada con esa conjunción gramatical y, en lógica, una conjunción sólo es verdadera si los dos elementos son verdaderos. Son cosas inseparables.

-Asturias lleva décadas, podría decirse que desde los gobiernos de Pedro de Silva, sin un proyecto cultural de país. ¿Lo tiene el actual equipo?

-No tengo información para decir que no haya habido en otros momentos proyectos culturales. Lo que sí está claro es que los proyectos no son nunca ni de corto ni de medio recorrido, plantear que alguien puede producir un cambio en el tejido cultural en un margen de cuatro u ocho años es no entender qué es la cultura. Más que proyectos como punto de llegada se tienen que plantear horizontes, hablo en términos marítimos; si te planteas un horizonte, la cuestión es el rumbo que pones hacia él, nunca lo alcanzas, siempre se está alejando, pero no es lo mismo que escoger otro rumbo que te puede llevar a unos acantilados, por así decirlo. Sí se pueden realizar pequeños proyectos, cosas modestas, pero a lo que más se puede aspirar, en principio, es a organizar y a poner cimientos de algunas cosas. Por supuesto, mantener todo lo que se ha hecho, que es mucho, e ir levantando el edificio. Es cierto que en el ámbito de las prioridades de la sociedad, y no es una crítica, hay otras áreas en las que tienen responsabilidades los ejecutivos que son más perentorias, no prioritarias, que son la sanidad y la educación, y, en ese sentido, también se podría considerar que es perentorio el apoyo a la cultura en la concepción de que la educación y la cultura deben ir unidas.

-¿Y qué proyectos tiene en ese horizonte?

-Tengo proyectos concretos y que están bien expresados en el programa político del Gobierno, con los que estoy totalmente de acuerdo. Pero, insisto, más que nada se trata de poner en marcha un modelo de lo que es la cultura, que lo tengo. Es un modelo para todo el territorio, en el que se pueda hacer la mayor cantidad de acciones posibles con los recursos que hay, en las alas, sobre todo en Oriente y Occidente, en localidades menores y, por supuesto, sería maravilloso, hablando de ese horizonte, que de una vez por todas la gente del área central, es decir, de Oviedo, Gijón, Avilés, Cuencas y Siero, sintiera que todos son parte de lo mismo, de una gran ciudad. Es un reto que, en este momento, no sé cómo podría resolver, es casi un enigma en el sentido de los griegos.

-Lograr eso en Asturias es tarea de gigantes.

-Y yo soy un enano. Me acuerdo que Extensión Universitaria la pusieron en marcha gigantes como Altamira, Canella, Clarín y otros y que los que veníamos detrás debíamos aspirar a ser dignos enanos e ir a hombros de esos gigantes y llevar adelante el proyecto. Son ideas que trascienden las posibilidades personales, pero las comunicaciones hoy son extraordinarias, y de la misma forma que los adolescentes de Salinas, pongamos por caso, vienen a Oviedo y vuelven en el "tren búho" de madrugada, ¿por qué no sucede eso cuando tienes la posibilidad de ver un concierto, una representación de teatro o una buena película? El otro día fui a ver "Yerma" a Lugones y había unas ochenta personas, aproximadamente, y estás viendo una obra de García Lorca y una extraordinaria representación de teatro. ¿Qué es lo que está fallando?

-¿Qué cree usted que falla?

-Pues la capacidad de trasladar el valor de todo eso a los ciudadanos, de que se valoricen esos contenidos y de crear el gusto por incorporar y apropiarte de esos contenidos. Ése sí es un proyecto, poner la semilla para que empiece a haber una dinámica que vea todo esto como un espacio común en la programación cultural en esta zona central, donde, por otra parte, se concentra el 80 por ciento de la población. Y hay que hacer un esfuerzo muy importante por llevar cantidad de manifestaciones culturales a las alas. Que haya un fomento del conglomerado creativo que hay en Asturias.

-Su planteamiento es esperanzador, pero en la cultura asturiana no hay dinero para casi nada. Las instituciones que hacen país están en crisis permanente. ¿Podrán respirar el próximo año?

-Me voy a apoyar en lo que dije al principio, no hay que ver desligado el presupuesto de cultura del de educación. Decir que en cultura sólo se está invirtiendo lo que aparece en los presupuestos es un concepto equivocado, todo lo que se está haciendo en los tramos de formación en Primaria y Secundaria forma parte del ámbito de la cultura. No es que sean vasos comunicantes, es que es lo mismo. Puede resultar un poco raro el punto de vista, pero siempre estoy pensando en términos de "paideia" y, además, lo creo firmemente. Estamos elaborando los presupuestos y todavía no puedo hablar de cantidades. Lo grave sería que disminuyeran los de la Consejería, pero la apuesta por educación es la apuesta por la cultura.

-Pero la realidad es, y citaré algunos ejemplos, que la Biblioteca de Asturias no tiene ni dinero ni espacio para libros, para encuadernar las colecciones de periódicos o mantener los legados en condiciones dignas; el Archivo Histórico tiene espacio, pero carece de personal para catalogar; el Museo de Bellas Artes lleva años sin poder adquirir nueva obra, por citar uno que no es el mayor de sus problemas. En las instituciones faltan dinero y personal . ¿Cuál es su horizonte?

-Vuelvo a la filosofía y al mito de la caverna. Una vez que te has liberado de las cadenas y contemplas el sol, la tarea del filósofo es volver a entrar en la caverna y bajar a mancharse las manos. No me voy a quedar en el discurso filosófico, hay que tenerlo porque si no funcionas un poco a impulsos. Obviamente, los recursos para inversión son limitados. Los problemas que pueda haber hay que afrontarlos y darles solución. Necesitamos recursos y dotar de las condiciones idóneas a las instituciones, tanto las bibliotecas -no debemos olvidar la red regional- como el Archivo necesitan ese esfuerzo. En cuanto al Museo, estamos pendientes de la constitución del patronato y ahí se verán las necesidades. Se hace museo no sólo adquiriendo obra sino también invirtiendo en programas educativos o de difusión y atracción de nuevos públicos. Tengo una teoría pero también soy muy práctico. Quiero hacer cosas y moverme en el plano de la práctica. Mi profesor Alberto Hidalgo solía decir que no hay una buena práctica sin una buena teoría. Vengo de la Extensión Universitaria, donde los recursos son escasos y lo que tienes que hacer es trabajar con lo que hay y luchar por tener más.

-De todos los asuntos que tiene sobre la mesa, ¿cuáles le inquietan más o le gustaría dejar resueltos?

-Me interesa muchísimo ser capaz de integrar y dar visibilidad a uno de los objetivos de este proyecto de legislatura, como es el Camino de Santiago. Y lo mismo ocurre con todo nuestro patrimonio, sobre todo el mundial de arte rupestre y el Prerrománico. Todo eso lleva una labor muy importante de protección física, patrimonial y de difusión que no se ve. El problema de la conservación es que consiste en que no sucedan cosas y, por supuesto, en la mejora del entorno. Tengo proyectos, pero soy más bien de presentar resultados que de anunciar lo que van a ser. Hay cosas en las que estamos en el momento inicial; por ejemplo, en el ámbito de internet, se necesita una buena difusión en el ámbito web de todo nuestro patrimonio. Me gusta hacer cosas inspiradas por un concepto de lo que tienes que hacer, toda la acción está inspirada por la idea de que tienes que ofrecer al mayor número de ciudadanos el acceso a la cultura. Hay algo de lo que no nos podemos desligar, procedemos de la Grecia Clásica, de Atenas, del teatro griego, de la filosofía griega, y resulta que son ideas que nos han dado forma.

-Habló en Avilés, de forma razonable, del Centro Niemeyer, de convertirlo en un lugar de actividad cultural solvente, sin pensar en su proyección internacional o nacional, e IU se le echó encima. ¿Qué pensó?

-Hay que acostumbrarse a que en los periódicos no hay emoticonos, no hay gestos, no hay inflexiones de voz, y si dices que importa muy poco la proyección internacional, nacional o local y que lo importante son los contenidos, no estás despreciando una determinada proyección sino diciendo que no hay que poner el acento sobre eso sino sobre otra cosa. Además, la frase acababa algo así como "y lo demás vendrá dado por añadidura". La internacionalización es algo que lleva tiempo construir. Sobre el Niemeyer hay unos discursos determinados establecidos sobre lo que se pretende y, sin embargo, se está ignorando, por ejemplo, que la programación de cine que tiene en estos momentos es de un nivel extraordinario, que ya quisieran para sí muchas ciudades de provincias. ¿Es programación para Avilés? No, lo es para toda el área central de Asturias.

-¿Laboral Centro de Arte de nuevas tecnologías es un proyecto fallido?

-En absoluto. Como en el caso del Niemeyer es cuestión de relatos. Si uno articula un relato que dice que en un plazo muy breve de tiempo la institución va a tener una trayectoria que cuesta muchos años conseguir y no se concreta rápidamente, hace acto de presencia la frustración. No es un proyecto fallido porque está empezando y porque tiene pocas referencias en el sentido de aunar la creación industrial y el centro de arte en el ámbito mundial, y, como todo cuando nace, tiene inseguridades. Este tipo de proyectos requiere una trayectoria de al menos diez años.

-Su último libro, "The Horror! The Horror! Variaciones sobre Apocalypse now", es sobre una de las grandes películas de Coppola, premio "Princesa de Asturias" de las Artes este año. Tendrá, casi con toda seguridad, la ocasión de conocerlo. ¿Le dirá o le preguntará algo?

-No cité a Coppola en todo el libro, era un reto no hablar de él. Habría que contextualizarlo en mi forma de ser. No soy nada mitómano, aunque puedo ser fan total de una obra determinada de arte o de un libro. Si tuviese la oportunidad de hacerle una pregunta, valoro mucho más mi coherencia de no haberle citado en todo el libro desde el punto de vista biográfico y no se la haría, para acabar de terminar el proyecto de mi libro.

-¿Qué opinión tiene de los premios "Princesa de Asturias"?

-Su repercusión en términos de visualización de lo que es Asturias y de la sociedad asturiana es innegable. Realmente, la Fundación hace un esfuerzo muy bueno en transmitir en qué se traduce su acción y, por tanto, independientemente de las opiniones políticas que uno tenga, hace una labor muy buena para Asturias.

-¿Se siente cómodo en el programa socialista?

-Sí, de lo contrario no hubiera aceptado el cargo.

-¿Conocía al consejero, Genaro Alonso?

-No, me llamó, tuvimos una larga conversación donde nos preguntamos cosas, y accedí.

-¿Le sorprende algo del mundo político?

-Una de las cosas que más me están llamando la atención es el dramatismo emocional en las declaraciones, que tendría su gracia si no fuese un poco inmoral con respecto a lo que sí es serio y vital en otros lugares y zonas.

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