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El embrión de vaca y la técnica que sirvió para ganar un Nobel

Marta Alonso Guervós y Ángel Martínez Nistal, técnicos de los servicios científico-técnicos del Severo Ochoa, fueron ayer los encargados de hacer una demostración a los medios en la Unidad de Microscopía, Fotónica y Proceso de Imagen del centro investigador. Como materia prima, entre otras, un embrión de vaca, de cinco días, reproducido en pantalla como una esfera compuesta por células, en verde, y grasa, en azul. Una esfera que gira a gusto y conveniencia del investigador sobre fondo negro, casi a modo de cuerpo celeste en medio del espacio. Imagen de lo diminuto pero con estética de dimensiones cósmicas. Se trabaja con una resolución máxima de 0,2 micras. Una micra es la milésima parte de un milímetro. Más que suficiente. Pero la microscopía óptica puede llegar a regalarnos imágenes con resolución de diez nanómetros. Un nanómetro es un milímetro dividido por un millón de veces. Cuesta trabajo imaginarlo. El desarrollo de las técnicas de superresolución de microscopía óptica sirvió para que los científicos Eric Betzig, William Moerner y Stefan W. Hell ganasen en 2014 el premio Nobel de Química.

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