El poeta asturiano Carlos Bousoño (Boal, 1923) falleció ayer en Madrid a los 92 años de edad. Ocupaba la silla "M" de la Real Academia Española (RAE) desde 1979 y fue premio "Príncipe de Asturias de las Letras" en 1995. Inició los estudios de Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo que finalizaría después para doctorarse en la Central (hoy Universidad Complutense de Madrid). Fue en el año 1949 y los hizo con la tesis "La poesía de Vicente Aleixandre", que marcaría buena parte de su trayectoria poética. Además, fue profesor de Literatura española en varias universidades de Estados Unidos y fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Turín, además de miembro de la Hispanic Society of America y Honorary Fellow de la Universidad de Colorado-Boulder (EE UU). Está considerado como un destacado representante de la primera generación poética española de la postguerra, y se destacó a lo largo de toda su trayectoria literaria como un ejemplo de evolución creadora marcada por una honda preocupación existencial. Alentó siempre a la poesía española más joven y sus libros han tenido una considerable repercusión en los ámbitos universitarios de los últimos decenios.

Al premio "Príncipe de Asturias", Bousoño sumó el galardón Fastenrath de la Real Academia Española en 1952, dos premios de la Crítica de poesía castellana y los premios Nacionales de Ensayo y Poesía. En 1997 el Ayuntamiento de Oviedo otorgó el nombre de Carlos Bousoño a una calle situada en el centro de la ciudad. Fue galardonado, asimismo, con el Premio Nacional de las Letras Españolas (1993), y fue finalista al Premio Cervantes en el año 2000. Asturias le premió con la Medalla de Oro en 2001 y también en el Principado recibió el título de hijo predilecto de Boal en 2003, con motivo de un homenaje por su 80.º cumpleaños. En mayo de ese mismo ejercicio fue nombrado "Asturiano del mes" de LA NUEVA ESPAÑA. Cuando recogía los atributos del premio reconocía que la poesía del siglo XX es la mejor que ha tenido España, "con la excepción de tres grandes nombres: Lope de Vega, Góngora y Quevedo", precisó en las instalaciones de este mismo diario. Del pasado siglo apreciaba sobre todo la obra de figuras de la talla de Jorge Guillén, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, entre otros.

Publicó su primer libro, titulado "Subida al amor", en 1945 aunque dentro de su extensa obra poética, ensayística y teórica, se incluyen muchos otros títulos como "Teoría de la expresión poética" (1952), por la que recibió el Premio Fastenrath de la RAE; "Oda en la ceniza" (1968) y "Las monedas contra la losa" (1973), galardonadas con el Premio de la Crítica de Poesía; "El irracionalismo poético" (El símbolo) (1978), con la que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo, y "Metáfora del desafuero" (1990), Premio Nacional de Poesía. En 1998 publicó sus poesías completas revisadas bajo el título "Primavera de la muerte".

Su vitalidad le acompañó hasta los últimos días de su vida. Hace cuatro años, en una entrevista con este diario, su esposa Ruth Bousoño declaraba que el poeta asturiano tenía unas analíticas "de un joven de veinticinco años muy sano. Sus músculos y su fuerza están excelentemente bien, no obstante lo cual, camina como una persona mayor porque quiere. Lee bastante", remarcaba la mujer. En aquel momento, el poeta asturiano Carlos Bousoño estaba enfrascado en la lectura de San Juan de la Cruz y Quevedo, "pero lo que más hace es autoleerse y corregir", concluía su esposa.

A principios del año pasado el matrimonio Bousoño respiraba con alivio al conocerse que el Tribunal Supremo había determinado que ellos eran los legítimos dueños del archivo del poeta Vicente Aleixandre, Premio Nobel de Literatura, al desestimar el recurso que la sobrina del poeta, Amaya Aleixandre, presentó contra la sentencia de la Audiencia de Madrid en la que los Bousoño habían sido señalados con los propietarios de ese legado.

"Nací poeta y moriré poeta", se confesaba en sus primeros años. Y así llegó hasta el final de sus días. Desde muy joven deslumbró en el campo de la teoría literaria; con apenas 30 años era ya autor de un magistral estudio sobre Vicente Aleixandre. Su libro "Teoría de la expresión poética", considerado una obra trascendental en su biografía y en el campo de la teoría literaria. El crítico literario y profesor estadounidense René Wellek declaró que Bousoño era el teórico que más le interesaba de Europa.

Luto en la Academia

La RAE anunciaba cerca de la medianoche el fallecimiento de este poeta existencial y profesor extraordinario que era uno de los decanos de la corporación española, al tratarse de su miembro más antiguo, con más de tres décadas de antigüedad. El director de la Real Academia, Darío Villanueva, expresó -en nombre de la institución- las condolencias y el pesar de los académicos por el fallecimiento de su compañero. Por este motivo, la bandera de la RAE ondeará estos días a media asta en su memoria. La próxima sesión ordinaria del pleno se suspenderá en señal de duelo, como es tradición académica. Una de sus últimas imágenes públicas fue la que se tomó en 2014 con motivo de la presentación del "Diccionario" de ese año.

Entre tanto, la capilla ardiente de Carlos Bousoño quedará instalada, previsiblemente, a partir de esta mañana en el Tanatorio de la M-30, en Madrid. Con su fallecimiento, además de la silla "M", quedan vacantes las correspondientes a las letras "K", que ocupaba Ana María Matute, y la "S", cuyo último titular fue José Luis Pinillos.