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Rodrigo Cuevas y el ritmo de Verdicio

Un joven músico ovetense triunfa por toda España con su "electro-cuplé", donde reinterpreta la canción tradicional asturiana con el código del cabaret

Rodrigo Cuevas y el ritmo de Verdicio

El momentazo llega cuando este ovetense de 30 años está cantando la tradicional "Soy de Verdicio", el estribillo cambia inesperadamente y con la música de "Ritmo de la noche" (un clásico veraniego de los años 90 del grupo "Mystic"), va y entona: "Ritmoooo, ritmooo de Verdicio". Ése es el momentazo si el momentazo no fuera en realidad toda la actuación, que comenzó con camiseta plateada de lentejuelas y frac y sombrero de copa y gafas, pero acaba en estriptís: con slip negro ajustado, medias de liguero y con el intérprete desenroscándose la faja roja del traje de asturianu. Y madreñas. Atención, lleva madreñas negras. Así es Rodrigo Cuevas, el asturiano con bigote de Freddie Mercury que ha inventado el "Electro-cuplé". A principios de mes, Cuevas actuó en el bar La Naveta, en el centro de Nava, y el vídeo que grabó un aficionado está arrasando en la red. Ritmoooo, ritmooo de Verdicioooo.

El electro-cupletista habla con LA NUEVA ESPAÑA desde Barbeira, la aldea pontevedresa donde reside. Como sólo hay cobertura junto a un hórreo, allí se queda sin moverse, pegado al "hórreo-cabina", dice. Empezó estudiando piano en el Conservatorio de Oviedo, luego se fue a Barcelona a completar la formación. De allí, a Galicia. Tocaba en la calle el acordeón, se introdujo en el mundo del clown y en el del cabaret: nació una estrella. Por un novio se mudó a Barbeira, el novio se fue, pero él sigue en Barbeira. Vive casi solo, acompañado por la burra "Sofía", la oveja "Fanny", dos perros, cuatro gatos y diez gallinas. Ha vendido mucho ganado: hubo 25 cabras, otro burro más, cuatro cerdos, 13 patos, conejos... Suelta lastre, tiene actuaciones por toda España, se dedica y vive del "Electro-cuplé": una mezcla de música tradicional y electrónica, de pueblo y ciudad, de madreña y lentejuela, tonada-glam. "Ése es el futuro, sin duda. La gente que vive en la ciudad está pez. Estamos perdiendo muchísima sabiduría. Los jóvenes y los mayores en las ciudades se juzgan, están distantes. Eso no ocurre en el pueblo. Hay mucha más tolerancia. Se tolera mucho más la excentricidad. En una ciudad, el loco del pueblo está en su casa, apartado. En un pueblo, el loco está entre nosotros, se integra. En un pueblo estamos todos dentro".

Rodrigo hace electrónico lo rural, siempre al borde de la carcajada almodovariana. Mira esas seráns (veladas) gallegas con panderetas y lo que está viendo es una "rave", una fiesta de música electrónica. "Son lo mismo: chan, chan, chan, chan...".

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