El Pito (Cudillero),

Pilar RUBIERA

Gregorio Peña Varona, presidente del patronato de la Fundación Selgas-Fagalde, trabajaba el pasado jueves en el cierre del curso «Propiedad y sustracción de las obras de arte», que se celebrará la próxima semana en la Quinta de Selgas, en El Pito (Cudillero). Abogado, consejero fundador de los diarios «El Mundo» y «El Economista», entre otros, Gregorio Peña es la imagen más visible del órgano encargado de conservar uno de los más interesantes conjuntos neoclásicos de España, proyectado por los hermanos Ezequiel y Fortunato Selgas Albuerne a finales del siglo XIX.

-¿Por qué unas jornadas sobre propiedad y sustracción de obras de arte?

-Me parece un tema fundamental. Hace dos años organizamos unas jornadas que fueron un referente en el tema de los museos, ya que conseguimos reunir en la Quinta a veinticinco directores y subdirectores, entre ellos Miguel Zugaza, del Prado, y Vicente Todolí, de la Tate Modern de Londres, y de ahí se sacaron conclusiones que, según me dijeron todos, fueron importantes. Elegimos este asunto por su actualidad.

-¿El derecho español se está quedando antiguo en este tipo de cuestiones?

-Los aspectos jurídicos de las colecciones son cada vez más relevantes. Asuntos como la titulación, es decir, la manera de acceder a la propiedad de la obra y su defensa en nuestro ordenamiento; la figura del delito como ruptura de esa titulación, las consecuencias de las recuperaciones o el conocimiento del derecho internacional y las experiencias cuando se organizan grandes eventos o cuando los museos tienen problemas de titulación, sin olvidar una cuestión como el arbitraje, son fundamentales. La facilidad de movimientos y transporte que existe en la actualidad casi obliga a reflexionar sobre el marco internacional y nuestro derecho interno, que creo debe reformarse en algunos aspectos.

-¿El robo de obras de arte es una preocupación para fundaciones como la de Selgas?

-Una colección siempre puede estar siendo objeto de deseo de alguien. Es algo a lo que nosotros somos sensibles dada nuestra historia con el robo y posterior recuperación de «La Asunción de la Virgen» de El Greco. Las obras de arte configuran el recuerdo de una cultura expresada en sus grandes artistas. Una obra de arte es irremplazable.

-¿Suelen comprar obras?

-Hemos comprado alguna vez, podemos hacerlo, pero la encomienda principal de los fundadores es la conservación de la Quinta.

-¿Cuál es el estado de conservación del conjunto?

-Muy bueno. Este verano estamos iniciando las obras de reconstrucción del pabellón de tapices, que es el único edificio que nos queda por mejorar. Hemos conseguido la documentación de la cubierta original porque la actual era producto de una reforma realizada a mediados del siglo pasado y la vamos a reproducir. Con ese motivo vamos a hacer una limpieza de los tapices, unos cuarenta, y probablemente el año que viene, cuando finalicen los trabajos, realizaremos una publicación sobre ellos.

-¿Qué han catalogado de todo el patrimonio?

-La colección es muy amplia. Todos los años abordamos la catalogación de un numero de piezas. El problema es que primero hay que identificarlas y luego buscar el especialista mundial en ellas. Nuestra colección no destaca por ser importante desde el punto de vista pictórico o escultórico, sino porque es muy variada, más que una colección se trata de los elementos decorativos que tenía una familia en su residencia.

-¿Qué destacaría de todo el conjunto?

-La biblioteca es bastante importante, está toda catalogada y estudiada, lo hicimos en cuatro años gracias a la colaboración de la Universidad de Oviedo. Yo diría que la parte fundamental son las artes decorativas, y, además de tapices, tenemos una colección importante de paños, casullas, una buena colección de tejidos y unas colchas muy singulares e importantes en la historia de España.

-Hace unos años habló de la posibilidad de crear un taller de restauración en colaboración con la Universidad de Oviedo. ¿Qué ocurrió con el proyecto?

-Su concreción es muy difícil, aunque no renunciamos a él. En Asturias hay una necesidad de estudiar esto de manera seria porque empieza a haber colecciones importantes, pero las infraestructuras todavía no son suficientes.

-¿Cuántas visitas recibe al año la Quinta?

-Unas veinticuatro mil. El primer año era lógico que hubiera tanta expectación, pero ésta es la sexta temporada. Este verano cerramos en el mes de julio para iniciar las obras del pabellón de tapices, pero en agosto no hay plazas libres. Las visitas nos cuestan dinero.

-¿La cifra le parece alta o baja?

-Me sorprende porque esto no es un museo, no es tan fácil visitarlo. Alguien que atraviese esta puerta puede situarse en cómo vivía a finales del siglo XIX una familia singular con una determinada sensibilidad cultural y un fuerte patrimonio. Y, sobre todo, lo que nosotros queremos es trasladar el pensamiento que tenían estas personas. De ahí que en la Quinta se haya preparado un museo escolar o que se enseñe la vegetación en las mismas condiciones. Nosotros estamos manteniendo el jardín, que el año pasado fue declarado el más importante de España por la Fundación Amigos del Botánico, con la misma configuración que tenía, es decir, que cuando perdemos un árbol, cosa que afortunadamente pasa cada vez menos, tenemos que buscarlo en cualquier parte del mundo.

-Ha hablado de la familia Selgas-Fagalde. ¿Preparan alguna publicación sobre su historia?

-Estamos en ello, pero será un trabajo de varios años, calculo que al menos veinte. Ahora estamos en el proceso de recoger toda la documentación y testimonios de personas que los trataron o conocieron, después habrá que compilarla, estudiarla, organizarla y finalmente escribirla. Lo coordina el secretario general de la fundación, Rafael García Ormaechea.

-Principado, Universidad, Iglesia y Ayuntamiento de Cudillero son las instituciones públicas integradas en el patronato. ¿Son buenas las relaciones con los representantes de la familia en ese órgano?

-Son buenas. Solemos hacer dos o más reuniones al año y los acuerdos se toman por unanimidad. La Universidad de Oviedo ha sido una gran ayuda desde la constitución de la fundación.

-¿Cuál es el presupuesto de la fundación?

-Un millón cuatrocientos mil euros.