Gijón, J. C. GEA

«La verdad es que la frase "por amor al arte" se parece bastante a lo que hacemos. Somos casi una ONG». El tono de la frase es de bienhumorada exageración, pero lo cierto es que la comparación de Rubén Fernández no tiene tanto de exagerado. Al menos por lo que respecta al desinteresado interés con que, desde hace cuatro años, este diseñador multimedia y fotógrafo y sus tres socios han apoyado la divulgación de la fotografía artística en Asturias. Fernández -nacido en Ponferrada hace 35 años pero crecido desde los 10 en Gijón-, es socio fundador de una peculiar aventura entre la empresa, la pasión personal por el arte -muy especialmente la fotografía- y algo muy próximo al mecenazgo; una aventura que, bajo el rótulo de Mediadvanced, ha ido creciendo con discreta constancia en un privilegiado espacio frente al Cantábrico gijonés. Ochenta y cinco artistas han colgado ya obra en sus paredes y ahora acaba de dar su último estirón con la apertura, hace unos días, de un espacio dedicado a las publicaciones especializadas en fotografía.

«Todo forma parte del mismo objetivo. Hace cuatro años empezamos con la sala de exposiciones y poco después decidimos que la fotografía era lo que quedaba más cerca de nuestro trabajo diario, y que en Asturias no había ninguna sala dedicada exclusivamente a la fotografía. Y en ello estamos», comenta Fernández, que estos días también expone su trabajo -«aunque es una excepción»- en un atractivo espacio que el equipo ha ido abriendo progresivamente en los bajos de uno de los edificios más bellos y mejor ubicados de toda la fachada marítima gijonesa.

Ha sido esa «conquista del espacio» la que ha ido abriendo posibilidades a la diversificación: primero la galería; después -hace un año- un amplio estudio fotográfico para usos sobre todo profesionales, y ahora el rincón donde se ha puesto a la venta una selección de libros y revistas de fotografía artística o publicitaria. «Hay de todo un poco, gracias a contactos con editoriales como Taschen o La Fábrica, y también joyitas que hemos conseguido, a veces de segunda mano, en el extranjero», cuenta Rubén Fernández. Y también hay muestras del último frente en el que está trabajando Mediadvanced: la edición. El libro «Gijón Crew 01», con las fotos de su actual exposición, abre el fuego.

En realidad, todo empezó en Oviedo hace casi una década. Allí inició su trabajo en 2001 como diseñador multimedia un joven Rubén Fernández al que pronto le hizo falta contar con más colaboradores. Su hermano Gonzalo y dos amigos, Alejandro Fernández y Carlos Vega, se sumaron a la empresa como socios, reforzando una sociedad a la que últimamente se han sumado Daniel F. Jove, Marcel Pagliotta y Charo Taberna. Pero la crianza gijonesa tiraba, y la empresa acabó trasladándose a un primer piso de la castiza calle de Capua en 2004. Desembocar en el mar era cuestión de tiempo.

«Un día, paseando por la playa, vi que estaba disponible un bajo. Nos lo planteamos y de repente nos encontramos con la posibilidad de un espacio cuatro veces mayor del que teníamos. Decidimos que, si nos trasladábamos, había que aprovechar todo aquel espacio añadido para plasmar de algún modo todas aquellas cosas que has ido acumulando al viajar, al ver exposiciones, al leer, la inquietud artística?», recuerda Fernández. Así fue como pensaron en «un experimento: convertir en un espacio de exposiciones el mismo espacio en el que trabajábamos».

Un espacio de exposiciones en absoluto convencional: privado, pero no centrado en la parte comercial. Y centrada desde el principio en servir de plataforma para artistas jóvenes. «Desde el principio hemos querido, simplemente, darle a la gente que tiene algo que mostrar la posibilidad de mostrarlo, sin mirar su currículum, sino, simplemente, el interés de lo que nos traían», asegura Rubén Fernández. Tiene claro que «lo ideal sería que existieran pequeños espacios dentro de los grandes espacios públicos donde se pudiera hacer exactamente eso». Pero no suele ser así. «De ahí», añade, «que nosotros intentemos hacerlo».

Aparte de la afinidad con el interés profesional por la fotografía, esa misma filosofía de «cubrir huecos», determinó pronto la decisión de consagrar el espacio expositivo a la fotografía. Y así se ha ido haciendo a lo largo de casi toda la vida de una sala que, invariablemente, cada quince días cambia de monográfica apostando por un lenguaje artístico que, para Rubén Fernández, «tiene una presencia en aumento en el panorama del arte contemporáneo». Llenazos como el que estos días saturan en Madrid la muestra de Annie Leibovitz (a quien Fernández «adora») le dan la razón.

La respuesta al ofrecimiento de un espacio y de promoción -la sala corre con el montaje de la exposición e imprime los carteles y tarjetas- ha sido todo lo buena que cabía esperar. Lo cual, a la vista de la actividad casi frenética de Mediadvanced, habla de un momento de efervescencia. «La demanda ha crecido mucho, de manera que ahora tenemos que seleccionar más que al principio», señala Rubén Fernández, convencido de que «la creatividad en Asturias está en un momento excelente, con muchísima gente muy joven haciendo muchas cosas». Gente a cuyo trabajo -«de momento, pero sólo de momento, fotográfico»- aspira a «seguir abierta» esta atípica sala enfrentada a horizontes tan abiertos como los del Cantábrico que tiene en exposición permanente tras sus ventanales.