Oviedo

Por la mañana no me entra nada. No tengo tiempo. Ya tomaré algo más tarde. Quiero adelgazar. Éstas son algunas de las excusas que se pueden escuchar por la mañana en muchos hogares. Mientras que para unos la primera comida del día es un placer, para otros supone un suplicio. «Y una buena y sana alimentación empieza por un desayuno adecuado. Éste debe aportar entre el 20 y el 25% de la energía diaria, ya que así nos previene de comer en exceso a lo largo del día», apunta Jesús Bernardo, médico asturiano especialista en nutrición. Se debe acabar con la mala costumbre de salir de casa con un café o vaso de leche bebido. Tras un desayuno escaso, el cuerpo utiliza las reservas almacenadas como fuente de energía, lo que producirá cambios en el metabolismo que perjudican el funcionamiento del organismo. Cansancio, dolor de cabeza, falta de concentración, desgana... son señales de aviso. El cuerpo dice que necesita energía que no recibe desde la última comida, la cena. Han pasado muchas horas de ayuno que da lugar a fatiga muscular y psíquica. «El desayuno representa el combustible necesario para poner el organismo a funcionar porque nos ayuda a mejorar la función cerebral, a estar más alerta, a obtener mayor productividad y, en resumen, a sentir bienestar general», resalta el doctor Bernardo.

Un buen desayuno, según el especialista en nutrición y dietética terapéutica, «mejora el estado nutricional, ya que ayuda a realizar ingestas más altas de la mayor parte de los nutrientes que el organismo necesita. También contribuye a controlar el peso porque al repartir las comidas del día en cuatro tomas se evita picar entre horas. Además, aumenta el rendimiento físico e intelectual».

Existen muchos tipos de desayunos que varían según las costumbres de cada zona, pero el doctor Bernardo recomienda el cardiosaludable, que define como «aquél capaz de ayudarnos a prevenir enfermedades del corazón y a mantenernos en plena forma. Se consigue incluyendo alimentos que nos dan energía y aportan vitaminas, minerales, fibra, proteínas y grasas beneficiosas para el organismo. Porque con este tipo de desayuno, al no ingerir productos industriales ni precocinados, evitamos consumir grasas perjudiciales para el corazón y el sistema circulatorio».

¿Y qué contiene un desayuno cardiosaludable? Leche y derivados, cereales, pan, fruta y aceite de oliva virgen. Todos estos alimentos se pueden combinar y variar para evitar la monotonía. No es necesario desayunar siempre lo mismo. «En nutrición, la variedad es la mejor garantía de equilibrio alimentario», subraya Jesús Bernardo.

n Para exquisitos:

Zumo recién exprimido.

Rebanada de pan al horno con tomate, aceite de oliva virgen y jamón ibérico.

Yogur natural.

Café, solo, con leche o infusiones.

n Bajo en calorías:

Un kiwi o zumo de pomelo.

Dos tostadas integrales con queso de Burgos, un poquito de miel y aceite de oliva virgen.

Té con leche desnatada, o yogur desnatado.

n Para deportistas:

Medio litro de zumo de frutas recién exprimido.

Yogur con muesli, con una cucharada de miel.

Café, solo, con leche o infusiones.

n Antienvejecimiento:

Zumo de zanahoria licuada.

Yogur natural con una cucharada de germen de trigo.

Tostada de pan con tomate, atún y aceite de oliva virgen.

Té rojo o verde, 10 avellanas.