París / Oviedo,

Agencias / J. N.

Mucha gente, de un sexo y otro, respiró aliviada hace tres semanas cuando una investigación británica aseguró que el punto G podía ser un mito. Pero en Francia han cuestionado, de forma radical, la investigación inglesa de referencia asegurando que el 60 por ciento de las mujeres sí lo tienen.

En efecto, en una conferencia de ginecólogos que tuvo lugar la semana pasada en París, su organizador, Sylvain Mimoun, dio a conocer ese porcentaje y dijo que una adecuada interacción con el punto G podía hacerlo cada vez más funcional.

«El estudio del King's College es una falta de respeto a lo que dicen las mujeres», aseguró a su vez el cirujano francés Pierre Foldes, en el marco del llamado «Día-G». Y es que a principios de enero, una investigación de ese centro británico, la mayor realizada hasta ahora -participaron 1.800 mujeres- no encontró ninguna prueba de la existencia de esta zona erógena.

Según el equipo de investigadores del King's College de Londres, el punto G podría ser un producto de la imaginación de las mujeres, estimulado por las revistas y los terapeutas sexuales.

Pero los franceses creen que «las conclusiones fueron completamente erróneas porque se basan únicamente en observaciones genéticas. Es evidente que en la sexualidad femenina hay una variabilidad», agregó Foldes, experto en reconstrucción del clítoris.

Entre tanto, la ginecóloga Odile Buisson agregó «que el carácter anglosajón, liberal, protestante implica que sean muy pragmáticos. Tiene que haber una causa para todo, un gen para todo. Es totalitario» su planteamiento.

Andrea Burri, que forma parte del equipo de investigación del King's College, había asegurado que era «bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada y poner presión sobre las mujeres y los hombres», que son empujados a una búsqueda sin razón.

Por su parte, Petra Boyne, del University College of London, declaró que «está bien que una mujer intente buscar su punto G, pero no se tiene que preocupar si no lo encuentra. No debería ser el único foco. Todas las personas somos diferentes».

El punto G fue bautizado así en honor al ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, quien lo describió hace más de 50 años y dijo que estaba situado en la parte frontal de la vagina, a una altura entre 2 y 5 centímetros.

El año pasado, científicos italianos afirmaron haber localizado el punto G utilizando el ultrasonido. Los investigadores, pertenecientes a la Universidad de L'Aquila, aseguraron que habían ubicado el punto G, o zona erógena prioritaria para el orgasmo femenino. Ese equipo concluyó, asimismo, que no todas las mujeres lo tenían. Los investigadores hicieron pruebas a veinte mujeres, nueve de las cuales afirmaron haber tenido un orgasmo sin estimulación del clítoris. Un análisis con ultrasonidos posterior determinó que este grupo de mujeres tenía un punto más desarrollado en la pared que divide la vagina de la uretra.

El estudio ha sido publicado por la revista «Journal of Sexual Medicine», bajo la dirección del profesor Emmanuele Angelo Jannini, quien declaró que carecer del punto G no significa que no se puedan experimentar orgasmos, aunque sí que éstos tendrán que conseguirse por medio de la estimulación del clítoris. Jannini también explicó que la idea original del estudio surgió del análisis forense de un grupo de cadáveres en los que se detectaron las diferencias morfológicas que podrían asociarse al punto G. Este hallazgo animó al científico a hacer un estudio con un grupo de mujeres.

El punto G puede no ser algo más que una zona concreta. Algunos científicos como Natalie Angier consideran que se trata de un conjunto de nervios profundos del clítoris en su curso a través de los tejidos hasta conectar con nervios más importantes de la columna vertebral. El clítoris tiene profundas raíces y puede cambiar de tamaño y ligeramente de posición a medida que los niveles hormonales cambian en las diferentes etapas de la vida de una mujer. Un pene curvado hacia arriba tiene la posibilidad natural de ejercer mayor presión sobre la pared frontal de la vagina. Si un pene no logra curvarse hacia arriba, pueden ser necesarias diferentes posiciones sexuales.