Madrid, Agencias

La actriz y guionista inglesa Emma Thompson asegura que sus películas sobre «la niñera mágica» Nanny McPhee se acercan más al «western» que al típico cine familiar: cuando su personaje acude a imponer orden entre los niños sabe que toca matar o morir. «Soy el Sergio Leone de las guarderías», bromeó ayer, en Madrid, durante la promoción de la última entrega de las aventuras de McPhee, «La niñera mágica y el big-bang».

Durante su comparecencia pública, la actriz derramó simpatía y se desvivió por comunicarse en español, intercalando palabras que chapurrea con acento británico. Thompson reflexionó sobre el valor de la disciplina. «No creo que uno pueda tener una vida feliz sin algunas reglas», opinó.

En esta segunda parte de las aventuras de «la niñera mágica», la protagonista es reclamada por una madre (Maggie Gyllenhaal) incapaz de controlar a sus tres hijos, con su marido (Ewan McGregor) en la guerra. Otros dos primos, que huyen de las bombas que caen sobre Londres, llegarán a la casa a empeorar la situación.

Thompson, además de interpretar a la niñera, produce y es la guionista de las dos películas: «La primera me llevó nueve años de trabajo», en los que fundió tres cuentos clásicos de Christianna Brand, «pero en ésta he sido rápida: sólo he tardado cuatro», ironizó.

Thompson insistió en que la serie cinematográfica de «la niñera mágica» no tiene nada que ver con películas como la de «Mary Poppins». «Creo que no le gustaría a Nanny McPhee. Le gusta mucho lucir, es una narcisista», comentó.