Oviedo / Barcelona, P. R. / Efe

El dibujante asturiano Víctor de la Fuente (Ardisana, 1927), considerado uno de los mejores historietistas del mundo, falleció ayer a los 83 años en la localidad francesa de Le Mesnil Saint Denis, en la que residía desde hace casi cuarenta años, después de largos tiempo de enfermedad, según informó la Federación de Instituciones Profesionales del Cómic (Ficomic), organizadora del Salón del cómic de Barcelona.

El autor de «Haxtur», una fantasía heroica que señala la madurez de uno de los grandes de la historieta, y «Sundey», un ejemplo notable de su enorme interés por el Lejano Oeste, empezó a publicar cómics en la década de los setenta y orientó una parte importante de su producción como dibujante hacia el exterior. «Haxtur» fue una de las primeras series que se hicieron en España de fantaciencia, además de incluir la novedad de eliminar los textos de apoyo.

El artista asturiano siempre fue singular y, al decir de los especialistas, si no hubiera tenido dos hermanos, Ramón y Chiqui, que crecieron bajo su influencia, su estilo moriría con él. Nadie dibujaba como Víctor de la Fuente, y si lo hacía, plagiaba. Y, al tiempo, influyó en numerosísimos autores. Sugerencia de movimiento en los dibujos sin apenas líneas cinéticas, naturalidad de las figuras en el entorno, descripción de los ambientes con profusión de detalles y planificación inteligente para la estética y la narrativa son algunas de las características de su obra.

Asturias le rindió un homenaje en octubre de 2002 en el XXVI Salón internacional del cómic, organizando una exposición de sus dibujos en la antigua sala Borrón de Oviedo. Faustino González Arbesú, nombre imprescindible en el cómic astur y autor de «La historieta asturiana», definió entonces a De la Fuente como «un maestro que recuperó, junto a otros autores, el concepto de la página como unidad, más allá de la viñeta, y un virtuoso del movimiento en las imágenes estáticas de los cómics sin apenas apoyos de líneas cinéticas».

Entonces, Víctor de la Fuente realizó en vivo y grande el dibujo de un vaquero a caballo en apenas cuatro minutos. El también historietista Carlos Giménez aseguraba que «el día en que el cómic sea reconocido plenamente como arte, los originales de Víctor de la Fuente estarán en los museos junto a los mayores pintores».

Víctor de la Fuente comenzó a trabajar en 1945 en el estudio de Adolfo López Rubio, en el que entabló contacto con otros autores como Celedonio Perellón, Vicente Roso o Luis Vigil. A mediados de los 40 viajó a Cuba y, tras una escala en Argentina, terminó en Chile, donde fue contratado por la editorial Zig Zag. En 1957 dirigió la revista «El Peneca» y fundó su propia agencia de publicidad.

En la década de los sesenta trabajó para la agencia Secciones Ilustradas y, posteriormente, comenzó a colaborar con el guionista Víctor Mora, con quien creó «Sunday». En los setenta luchó por los derechos intelectuales de los historietistas e introdujo otros contenidos en el cómic español que a la postre le llevaron a marchar a Francia. De su trayectoria profesional destacan trabajos como «Los Gringos», «La siberiana» y «Los Ángeles de acero», además de realizar adaptaciones al cómic de la historia francesa y de obras literarias. Era un clásico vivo, el historietista más premiado del mundo y, según Arbesú, lo fue mucho antes de que proliferaran los salones y sus premios.