Oviedo, Javier NEIRA

La Federación Coral Asturiana presentó en la mañana de ayer en Oviedo, en el auditorio del Conservatorio Superior de Música «Eduardo Martínez Torner», la edición del «Álbum de canciones» con las partituras y grabaciones de siete piezas de Manuel Fernández Avello, director del Conservatorio Profesional de Música de Oviedo, sobre poemas en asturiano del Padre Galo, Xuan María Acebal y Pepín de Pría. Tras las intervenciones de músicos, políticos y críticos, la Camerata Revillagigedo ofreció un concierto con cuatro obras de Avello. Presidió la sesión Consuelo Vega, directora general de Política Lingüística del Principado.

Abrió la sesión Roberto Núñez del Campo, presidente de la Federación Coral Asturiana, que repasó la labor de edición de música asturiana y agradeció a Avello esta nueva aportación. Consuelo Vega intervino después, en asturiano, destacando que el año pasado se habían editado 31 discos de música con letra en asturiano. Profetizó que el álbum de Avello será de largo alcance y que dentro de cien años estará en los repertorios.

Guillermo García-Alcalde, periodista, compositor, crítico y consejero de Editorial Prensa Ibérica, editora de LA NUEVA ESPAÑA, intervino después largamente, a modo de lección magistral. Recordó que en ese Conservatorio -cuando estaba en un edificio de la calle Rosal- estudió la carrera de Música con Mario Nuevo, Ángel Muñiz Toca, Purita de la Riva y Santimoteo. Comentó el «inmenso error» del Concilio Vaticano II al apartar la música sacra tradicional e introducir la «vulgaridad guitarrera» y recordó cómo había conocido a José Fernández Avello, hermano del compositor, y sus trabajos sobre la música del Padre Prieto.

García-Alcalde fue más allá. Frente a la dictadura serial de décadas pasadas, dijo que el siglo XXI es «la libertad recuperada» y «la nueva puesta en valor de conceptos largamente cuestionados, como la expresión, o formantes dogmáticamente desterrados como el de la melodía o la armonía, y, por encima de todo, la necesidad radical de que la imagen sonora facilite la percepción de quien la escucha, en lugar de tupirla hasta el colapso», ya que, añadió citando a Berkeley, «ser es percibir».

De la música de Avello afirmó que era «de esencia popular y tratamiento culto», así que «en pocas palabras esta música me gusta y mucho».

Y llegó la autocrítica. García-Alcalde dijo: «Hace 20 o 30 años me sentía partícipe de los dogmas del serialismo integral y lo defendía a uñas y dientes. Entonces no hubiera entendido que me llamasen a hablar de una música como la de Avello, que hoy me proporciona tanto placer con su refinado cultivo de la belleza sonora».

Citó en tres ocasiones una larga conversación que mantuvo con Pierre Boulez, «padre del serialismo integral y caudillo de la proscripción melódico-armónica», que ya dudaba de algunos extremismos, y avanzando más García-Alcalde afirmó que «es preciso rescatar las intensidades máximas del objeto y la forma artística en el escenario de la posmodernidad». El periodista añadió que le parecía «envidiable el caso de los hermanos Manuel y José Avello, que es el de la intimidad del creador y el intérprete», y concluyó diciendo que «esta música, que me deleita como crítico, como persona y como asturiano, milita en la ideología de la felicidad y por eso hay que votarla ya, sin la menor vacilación».

Ramón Avello, profesor y crítico de música, recordó la pastelería que tenía en Trevías el padre del compositor, donde «estaba siempre tocando la guitarra», y ya sobre Fernández Avello dijo que tanto en Oviedo como en Madrid no había «olvidado nunca sus raíces ni había congelado su inspiración».

Cerró Manuel Fernández Avello que, emocionado, repasó el largo camino hasta completar el álbum.

La sesión concluyó con la audición de la grabación de una canción de Fernández Avello a cargo de la soprano Beatriz Díaz y la pianista Rosario Álvarez y, después, la intervención en directo de la Camerata Revillagigedo, dirigida por José, hermano del compositor, con otras cuatro piezas del compositor valdesano.