Oviedo, J. B.

Leonard Cohen salió de su mundo para volver a al escena en una gira en 2008. Ahora regresa a otra actualidad con el premio «Príncipe de Asturias» de las Letras. Y por ahí, por las letras, va su creación. Novelista, poeta y cantautor, arrancó su inquietud literaria en los años cincuenta. A mitad de esa década estaba licenciado en Literatura por la Universidad de Montreal, donde nació el cantautor en 1934. En 1956 publicó «Let us compare mythologies», inspirada en Federico García Lorca. En este punto procede hacer un alto para explicar su relación con el poeta español. Cohen llegó finalmente a participar en un disco producido por el ovetense Manolo Díaz cuando éste presidía la compañía Sony (discográfica en la que prosigue el canadiense). El tiempo transcurrido entre Barajas y el hotel Palace de Madrid lo aprovechó Manolo Díaz para convencer al cantautor de participar en un disco universal en el que cada autor que interviniera iba a musicar un poema lorquiano. Fueron varios minutos vendiéndole las virtudes del poeta granadino hasta que, al acercarse el coche al bordillo del hotel, Cohen dijo: «¿Sabes cómo se llama mi hija?»; «Se llama Lorca», respondió. Por cierto, Lorca Cohen es la que entrevista a su padre en el DVD «Songs from the road», canciones de la última gira recogidas en diversas ciudades del planeta.

Tras la contestación de Cohen todo se puso en marcha para hacer «Poetas en Nueva York», con portada de otro asturiano, Eduardo Úrculo. Una portada en la que aparece el hombre de costumbre en la obra del pintor mirando a Manhattan desde el otro lado del puente de Brooklyn, una pintura que Díaz pidió tal cual a Úrculo. En ese disco está «Take this waltz («El vals vienés»), que, por cierto, le costó musicar al autor canadiense e incluso pidió en reiteradas ocasiones que se lo cambiaran. Finalmente, fue disco de oro en España, con más de 100.000 ejemplares vendidos y un símbolo de las giras del canadiense. La canción tiene una versión por Ana Belén. En realidad, son muchos los músicos españoles admiradores del poeta que tiraron de su obra para cantarla. Auserón, Morente o Nacho Vegas, que hizo «con todos los respetos» una adaptación de «El extranjero».

Pero la historia de Cohen comenzó negro sobre blanco. Hasta el año 1964 había publicado «Spice-box of Earth», «The favourite game» y el libro de poemas «Flowers for Hitler». El resto de la década prosiguió su obra literaria con «Beautiful losers» y «Parasites of Heaven». Entre la décadas de los setenta y los ochenta salió «The energy of slaves» y «Book of mercy».

Pero la calma de su música, su aire espiritual, su voz profunda y su cantos recitados llegaron a millones personas. Digamos que Cohen culminó una considerable obra literaria con su apoteosis como cantautor. Para mayor gloria conectó de manera fulgurante con el disco «Songs of Leonard Cohen», donde aparece «Suzanne», un hit total que contó con la inestimable ayuda de Judy Collins, que, además, cambió los cánones del pop. Más gas musical arrancó con «Songs from a room». Hasta colarse los setenta, cuando el personal se apuntaba al glam, el rock sinfónico y el amanecer del punk o la canción social. No obstante, Cohen ya había tenido sus «encuentros» rockeros vía hotel Chelsea, en una cita espontánea y de ascensor con Janis Joplin. En esa época de tantos despertares musicales, Cohen, con otros trovadores, fue lo diferente, realizó giras muy celebradas, publicó directos («Live songs») y varios álbumes de estudio, entre ellos, «Death of a ladies' man». Tuvo un nuevo arreón en los mercados a mitad de los ochenta con «Various positions», con «Hallelujah», pieza que todo quisque cantó en alguna ocasión. Y un último golpe a los mercados en esa década fue un ¿movido? e innovador «I'm your man». Los noventa fueron más contenidos en los dos sentidos de su obra, hasta que retiró al convento budista dejando antes «The future» y «The new songs» y otras grabaciones. A mediados de esta década tuvo un contencioso con su representante y serios problemas económicos que hicieron que saliera de nuevo a la carretera.

Leonard Cohen influyó y conquistó a todos: a sus colegas, hay un disco de versiones con Sting, Bono y compañía; a su pueblo (caballero de la Orden) y, sobre todo, el «susurro Cohen» está registrado en el Rock and Roll Hall of Fame.

«Poetas en Nueva York» es un guiño a la obra de Lorca «Poeta en Nueva York» que el asturiano Manolo Díaz gestó cuando era presidente de Sony Music. En el álbum intervienen con Leonard Cohen otras grandes figuras como Chico Buarque, Llach, George Moustaki, Mikis Theodorakis y Víctor Manuel. La portada es de Úrculo.