Profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Salamanca

Oviedo, Javier NEIRA

Felipe Maíllo, arabista, hispanista e historiador, profesor de la Universidad de Salamanca, acaba de publicar un libro titulado «Acerca de la conquista árabe de Hispania. Imprecisiones, equívocos y patrañas» dentro de una colección que dirige Juan Carlos Villaverde, profesor de la Universidad de Oviedo.

-¿Qué imprecisiones, equívocos y patrañas corrige o desvela?

-Muchas. No hay nada más persistente que las patrañas acreditadas, es imposible acabar con ellas. Las fuentes son muy mentirosas y están muy manipuladas desde el principio. Cada uno ha hecho la historia a su manera, y además los medievalistas y los arabistas ya no pueden negar lo que llevo más de veinte años probando: los musulmanes no ocuparon el cuadrante noroccidental peninsular.

-¿Entonces...?

-Llegaron hasta ahí, sin duda, pero a causa de la rebelión beréber se fueron a la Meseta sur, donde los masacraron los sirios. El norte quedó vacío.

-A ver...

-No hubo ni tiempo. El clima era muy malo para ellos, y la gente, muy aguerrida, frente a lo que había en el sur, con poblaciones más ricas, cultas, con más posibles y, por lo tanto, dispuestas a colaborar. En el norte hubo algo, una cierta ocupación, porque las fuentes no van a tratar sobre lo que no existió, y ciertamente hablan de forma persistente. Fuentes, además, de un lado y de otro.

-¿De qué hablan?

-Hablan de Asturias, por ejemplo; pero estuvieron poco tiempo, fue dicho y hecho. Aparecieron por la Meseta norte en el 716. Basta ver cómo son de quebradas Asturias, Galicia o el norte de Portugal para entender las dificultades. Además, carecían de efectivos demográficos. Es muy difícil para 200.000 musulmanes, que son los que llegaron desde el Hindukusch a Hispania. No bastan. Les hicieron la conquista los beréberes, pero al verse premiados con las peores tierras se rebelaron y el cuadrante noroccidental quedó vacío. No hay ni un geógrafo árabe que diga que esa zona fue dominada por el Islam. A los geógrafos no les interesa mentir y que un magnate los premie por decir lo que no es. Y no hay ni un solo geógrafo árabe del medievo que diga que la Península, más al norte del Sistema Central, fue musulmana. Además, como decía el gran teórico Ibn Haldún, en el siglo XIV, los árabes no deben subir nunca a las mesetas ni a las montañas, porque ahí no pueden vencer.

-Los beréberes eran montañeses...

-Efectivamente, por eso estaban en casa en el norte montañoso, pero los maltrataron.

-Más imprecisiones o errores.

-No hay tal cruce entre árabes e hispanos, no surge nueva raza. Genéticamente no se sostiene. Asistí a un congreso en el País Vasco donde se demostró perfectamente el corte. Hay muestreos muy grandes. Los que estamos muy emparentados somos los habitantes de Europa occidental, y casi no tenemos nada que ver con los del norte de África. La gente que viene en el Neolítico desde el Medio Oriente, con la agricultura, no tuvo demográficamente ningún impacto frente a la gente del Paleolítico que ya estaba aquí.

-¿Se romanizan, por así decir, los árabes peninsulares?

-Realmente lo que hacen es tomar cosas del país. Después se orientalizan. Al quedar aislados profundizan en su orientalismo.

-Con el califato.

-Obviamente. A partir de Abderramán II.

-¿Qué identidad y qué papel juega Asturias?

-Desde hace tiempo se manejan tesis indigenistas, se dice que los asturianos eran otra cosa, gentes marginales que vivían en una especie de clanes y tribus. No es así. Los asturianos del siglo VIII eran visigodos culturalmente y formaban parte de ese reino. Si no, Pelayo no hubiese levantado a la gente en guerra contra los árabes. Sabían lo que hacían, tenían una ideología de Estado para oponerse al Estado andalusí, mucho más fuerte.

-Asturias estaba más romanizada de lo que hasta hace poco se consideraba.

-Por supuesto, y el País Vasco, también. Por eso no acabaron con ellos, como les sucedió a los cántabros, que no se romanizaron. Vascos y asturianos se romanizaron lo suficiente como para no desaparecer.

-Covadonga, historia y mito.

-Hay algo de verdad. Las crónicas árabes y latinas abundan mucho. En Covadonga se refugiaron algunos y hubo una escaramuza. Después se magnificó, claro; pero una crónica árabe dice que allí fue donde empezó su decadencia. Las leyendas nunca surgen por las buenas.

-A fin de cuentas se trataba de dos mundos.

-Somos muy diferentes, incluso en el aspecto exterior. No somos iguales racialmente. El término «moro» viene de la palabra griega «mauros» y, de ahí, «moros». Significa «negros». Si los griegos los vieron negros, por algo sería. Son el resultado del cruce de negro y beréber.