Músico, líder de «Ñu»

Gijón, J. L. ARGÜELLES

Cantante y flautista, el madrileño José Carlos Molina ha permanecido a los mandos de «Ñu», una de las bandas históricas del rock español, desde 1974. El viernes y el sábado próximos (días 17 y 18) estará con su grupo en la gijonesa Sala Albéniz, en coincidencia con la celebración del trigésimo aniversario del Derrame Rock. Aquí nos explica cómo ve las cosas este veterano de casi todas las batallas.

-No es fácil mantenerse fiel casi cuarenta años a un mismo proyecto. Es, desde luego, una singularidad en el mapa musical español. ¿Cómo lo ha hecho?

-Todo empezó porque yo no quería trabajar y, al final, he trabajado más que nadie. A mí me gusta mucho tocar instrumentos. Y tampoco es que me gustara exactamente el rock, el blues o el heavy, sino que me atraía todo, incluida la música clásica. Así empecé y cuando quise darme cuenta, pues ya estaba metido hasta el cuello.

-¿«Ñu» es algo más que José Carlos Molina?

-Bueno, todo parte de mis ideas, aunque, como es natural, la gente con la que trabajo me enriquece muchísimo. Por ejemplo, hago las cosas pensando en el grupo con el que estoy, Peter Mayr al Hammond, Ramón Álvarez al bajo, Nacho de Carlos a la guitarra y el Bumper (Javier Arnaiz) a la batería. En cada formación siempre hay alguien que te enriquece.

-Por «Ñu» han pasado unos sesenta músicos...

-Pasar sí. Ocurre un poco como con Jonh Mayhal, que ha tenido a muchísima gente en su banda, pero es que la economía en este país no da como para tener formaciones muy estables. Y tenemos el problema añadido de que aquí la gente tiene el culo muy inquieto; cualquiera que haga tres acordes piensa que ya sabe componer y quiere tener su propia marca.

-¿Eso es malo?

-Es malo. Hay músicos que ejecutan muy bien, son grandes acompañantes, pero no son capaces de liderar, que es lo complicado. Son gente, además, que te suele complicar mucho la vida: quieren ser como tú, pero no han nacido para eso, igual que yo no puedo ser tan bueno como ellos haciendo solos. Todo eso dificulta las cosas. Puedo contar con los dedos de las dos manos los músicos que han sido importantes para «Ñu».

-¿Y quién es el músico José Carlos Molina?

-Mi primer instrumento fue la armónica y tocaba blues. Pensé que aquello era poco y empecé con la percusión; después me hice con una flauta, y así. Todo viene de que nunca tenía dinero para un órgano, pues yo quería ser organista. Ahora sí lo sé tocar. A mí me hubiera gustado ser un cantante de rock-blues, multiinstrumentista. La corriente me ha empujado en ocasiones a estilos que no me gustan. Quisiera hacer cosas blueseras, folk y algo de hard-rock, pero no el heavy-metal; prefiero ir a ver a «Barón Rojo».

-Ha hecho una síntesis de eso, incluido el heavy-metal.

-Sí, claro, porque ha sido la manera de poder trabajar.

-¿Echa de menos los viejos tiempos del rock español, años setenta y principios de los ochenta, cuando parecía que en España todo estaba por descubrir?

-Lo echo de menos. La gente era más inquieta a la hora de escuchar música; le gustaba el directo y no estaba tan dividida. Igual se iba a ver a Toti Soler que a «Focus». Lo que estaba mal es cómo nos trataban en los pueblos, y que nuestras estructuras de sonido eran muy arcaicas. Era duro. Ahora estamos mejor en ese aspecto, pero se han cargado la música con tanta división de estilos.

-El año pasado editaron «Viejos himnos para nuevos guerreros». ¿El «paisanaje» ha cambiado pero el mensaje debe ser el mismo?

-¡Uf! Es muy complicado hacer un letra, y más con nuestras estructuras musicales anglosajonas. Lo que he querido decir es que el espíritu del rock es también para la gente que viene ahora, aunque, bueno, tampoco me gusta la estética de quienes copian a Cristiano Ronaldo; prefiero, en este sentido, la de Puyol. Como en la época de Franco y posterior, se está ensalzando el analfabetismo; cuando la gente de los barrios se sentía orgullosa de su incultura. Bien, uno debe estar orgulloso de ser quien es, pero sin hacer del analfabetismo una bandera.

-¿El país está mal y con unos jóvenes entregados a ciertos símbolos vacíos?

-Mientras tengan drogas, ordenadores, móviles y otras gilipolleces no van a mover un dedo. Nos roban a manos llenas pero ya lo vemos como algo normal. Y, además, no estamos tan avanzados como pensábamos. A los músicos, este año, no nos va a contratar ni un Ayuntamiento, pero el futuro del trabajador normal también está jodido y nadie va a ir contra los despilfarradores. Aquí, quien ha trincado lo ha hecho para él y dos generaciones más. Es la destrucción de la cultura, aunque bueno, y voy a decir una burrada, mientras la Policía y la Guardia Civil cobren estarán contra nosotros.

-Dos conciertos en Gijón.

-Tocaré todos los palos: acústicos, blues, temas roqueros, barrocos, algunos temas de «Deep Purple» y de «Jethro Tull»... Serán dos días con cosas muy variadas.