Gijón, J. L. ARGÜELLES

Pocos autores más importantes para la cabal comprensión de la literatura asturiana que Enrique García-Rendueles (1880-1995). Su antología «Los nuevos bablistas», publicada en 1925, es una referencia insoslayable. Y, sin embargo, estaba pendiente una obra que reuniera, con el pertinente estudio biográfico, el conjunto de los trabajos de quien ha sido conocido, también, como «el curina de Cimavilla». Es la carencia que subsana ahora Vicente García Oliva con «Obres (in) completes de don Enrique García-Rendueles», que caba de editar la Academia de la Llingua Asturiana, con la colaboración económica del Ayuntamiento de Gijón.

«Hay razones objetivas para este trabajo, y una de ellas es la enorme modernidad de los planteamientos de Rendueles», afirmó ayer García Oliva, para quien el escritor gijonés conecta con muchas de las ideas que movieron a los escritores de la primera generación del «Surdimientu», los que surgieron en la segunda mitad de la década de los años setenta al calor de las reivindicaciones de «Conceyu Bable».

Este volumen con la obra de García-Rendueles se presentó ayer en el Antiguo Instituto. García Oliva y Ana Cano, presidenta de la Academia de la Llingua, coincidieron en lamentar la falta de dos trabajos: el diccionario y la gramática en los que el polígrafo gijonés trabajó durante años. Son compendios de los que se sabe su existencia, aunque permanezcan extraviados o definitivamente perdidos a causa de la incompetencia de unos y otros, por testimonios como los de la profesora María Elvira Muñiz, que fue alumna y amiga de Rendueles y a quien García Oliva dedica este libro.

Un suceso tan lamentable como esa pérdida no es, en realidad, algo nuevo o extraño en la cultura asturiana, como relató ayer la presidenta de la Academía. Ésta recordó, por ejemplo, el caso de la «Gramática» de Junquera-Huergo, que debió esperar un siglo a su publicación, o el de los trabajos filológicos del poeta Fernán-Coronas. «Historia desastrosa», resumió Ana Cano.

«Obres (in)completes de don Enrique García Rendueles» se divide en cinco secciones (ensayos, crítica, biografías, creación literaria, otros materiales y la correspondencia de Sabina Trabanco, heredera del cura del Barrio alto) que, junto con el estudio biográfico de García Oliva, ayudan a completar la imagen del autor de «Los nuevos bablistas». Ana Cano subrayó el interés del «Vocabulario de 1925», casi un breve diccionario de autoridades en asturiano. «Sólo por ese trabajo ya merece la pena esta obra», manifestó la presidenta. Carlos Rubiera, concejal de Cultura de Gijón, prometió por su parte mantener la colaboración con la Academia de la Llingua.