Madrid, Oviedo

E. G. / Agencias

Emilio Aragón «Miliki», uno de los payasos que acompañaron a generaciones de niños españoles desde los setenta, y el último del trío mítico que formó con sus hermanos «Gaby» y «Fofó», murió ayer a los 83 años víctima de una neumonía, tras varios días de hospitalización. «Miliki» era padre de Emilio Aragón, actor, director, músico, guionista y ahora ejecutivo multimedia, con amplia relación familiar con Asturias.

Con «Miliki» se cierra una etapa mítica de la historia nacional del circo. Nacido en Carmona (Sevilla), será enterrado hoy en la más estricta intimidad. «Miliki» padecía Parkinson desde hace tiempo, lo que no le impidió asistir en Ceceda este verano a la boda de su nieta Icíar, hija de Emilio Aragón y de la asturiana Aruca Fernández-Vega. «Me alegro mucho por ellos» dijo a los periodistas desde el coche, y ya con un aspecto envejecido».

La muerte de «Miliki» tuvo ayer largo eco en círculos sociales muy variopintos e incluso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se refirió a él: «Hizo del circo un verdadero arte». Los reyes de España enviaron un telegrama de condolencia a la familia de «Miliki», en el que reconocían su «excepcional carrera artística». También los Príncipes de Asturias expresaron sus condolencias.

«Miliki» provenía de una familia con larga tradición circense, siempre ligada al humor. Tuvo raíces en el circo pero también creó escuela. Con su hija Rita Irasema puso en marcha en los noventa «El circo del arte», una mirada distinta a la carpa que supuso toda una revolución estética y muchos éxitos.

«Alguien dijo que cada vez que se cumple un sueño, en el cielo se enciende una estrella. En mi caso, algunos a mi lado han logrado que todo el firmamento se ilumine», declaraba «Miliki» a LA NUEVA ESPAÑA en 1998 refiriéndose al proyecto de «El circo del arte», a su paso veraniego por Gijón.

«Miliki» actuó, dirigió, compuso, fue productor, cantó y grabó, y tan sólo hace unos meses publicó su novela «Mientras duermen los murciélagos». Un hombre polifacético que no dejó de trabajar desde niño cerca de los escenarios.

En 1996 le fue concedida la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En 2003 celebró en Asturias, junto a su mujer Rita Álvarez, también de origen asturiano, las bodas de oro matrimoniales. Hubo espicha familiar en Cangas de Onís y visita a Covadonga, y hasta una ceremonia que sirvió para renovar votos conyugales. La pareja tenía cuatro hijos, Rita, Pilar, Emilio y Amparo, y una docena de nietos.

Emilio Aragón, hijo, fue ayer el encargado de agradecer en nombre de la familia «todas las muestras de cariño que estamos recibiendo de cada rincón de España». Cuando en 2010 Emilio Aragón dirigió su primera película «Pájaros de papel», su padre formó parte del elenco.

La memoria colectiva de un país recuerda a «Miliki» junto a «Fofó» y «Gabi» (los dos primeros con «camisón» roja, el tercero de etiqueta negra) en una tele todavía para muchos en blanco y negro con su programa «Había una vez un circo» y una serie de canciones que pasaron de generación en generación y que han logrado el milagro de seguir siendo conocidas casi cuarenta años después.

Pero «Había una vez un circo» se truncó pronto en su formato original por la muerte en 1976 de Gabriel Aragón «Fofó», el mayor de los hermanos, a los 75 años de edad. Fue el único momento, la única noticia, que logró distanciar a «Miliki» del circo. Retornó tiempo después al mundo del espectáculo, por fortuna. Era un destino escrito porque la familia Aragón es un linaje de casi 200 años en el circo.

«Había una vez un circo» se inaugura en España en el año 1973, aún en el seno de la televisión franquista. Los hermanos Aragón venían de Cuba con el encargo de grabar tan sólo 13 capítulos y sin sospechar que tenían entre manos un programa que iba a ser historia misma de la TV. Se quedaron para siempre en España, convertidos ahora en estrellas mediáticas gracias a una televisión única.

Convencido de que hay que reírse para seguir vivos, hasta los últimos meses de su vida quiso estar en contacto con el público y lo hizo con la publicación de una novela, «Mientras duermen los murciélagos», en la que evocaba una época de esplendor del circo

Dentro de ese espíritu poliédrico e incansable «Miliki» alertó en 1997, con la televisión basura en estado puro, sobre los contenidos inapropiados en los medios de comunicación, y compareció ante una ponencia en el Senado para proponer una comisión de ética de radio y televisión: «hay que buscar, además, ilusiones, alternativas en el mundo infantil y juvenil, actividades que potencien la imaginación y que les impidan estar todo el día frente a una pantalla», pidió en el Parlamento. Ni que decir que los políticos no le hicieron caso.

Con su disco «A mis niños de 30 años», que consiguió cinco discos de platino y un «Grammy Latino»; con «¿Cómo están ustedes?, por el que volvió a conseguir un Grammy en 2000, y con «A mis niños de 40», «Miliki», estará siempre presente en la memoria.