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Payeras: "La poesía de Ángel González se rebela contra la ideología del dogma"

Ricardo Labra repasa los paralelismos existentes entre el poeta ovetense y Juan Ramón Jiménez, al que leyó durante su adolescencia convaleciente

Ricardo Labra, Vicente Domínguez, Araceli Iravedra, María Payeras y Miguel Ángel García, ayer, en el claustro de la Universidad de Oviedo. NACHO OREJAS

La creatividad de Ángel González, como la de la mayoría de los poetas de su generación, estuvo supeditada a las condiciones de la dictadura franquista, pero el escritor asturiano "utilizó diferentes subterfugios para crear una poesía libre, vinculada con el contexto sociopolítico de su tiempo". Es una de las conclusiones que se expusieron ayer en las primeras jornadas académicas sobre "Ángel González y su generación poética", organizadas por la Cátedra que lleva su nombre.

María Payeras Grau, profesora de literatura de la Universidad de las Islas Baleares y autora del estudio titulado "El sueño de la realidad. Poesía y poética de Ángel González", realizó un preciso repaso de los procedimientos poéticos cultivados por el asturiano, que "se acostumbró pronto al uso de la ironía, la alegoría, la metáfora y la reticencia" como fórmula para evadir los dictados de la censura férrea que campaba a sus anchas en aquellos años.

Ángel González, como otros representantes de la poesía crítica de los años 50, utilizaba estos sistemas para esquivar los mecanismos que limitaban la libertad de expresión porque la suya era "una poesía que se rebela contra la ideología sustentada en el dogma", afirmó Payeras.

Los procedimientos poéticos que utiliza a lo largo de su trayectoria literaria muestran "una defensa del valor de la poesía como expresión de una virtud moral" y el poeta lo hace desde su experiencia personal, a veces "proyectando una imagen de la realidad desde una perspectiva de clase". Otro de los rasgos más destacados de su poética es la vertiente urbana: la experiencia individual, el desarraigo y la soledad están en sus primeros libros, así como el vacío existencial. No pasó por alto la profesora, su interés en refutar la injerencia de la Iglesia en la vida del país.

Ángel González recibió tal día como hoy, hace ocho años, el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Oviedo. "Fue un acto emotivo que le permitió despedirse de Oviedo y de su profesión de poeta", afirmó Ricardo Labra, poeta y amigo, que ese día también estuvo a su lado.

Labra repasó los paralelismos existentes entre la obra de González y la de su admirado Juan Ramón Jiménez. El primero está en la estancia del ovetense en Páramo del Sil recuperándose de una tuberculosis. Allí lee a Jiménez, "que le produce un deslumbramiento visible en sus poemas". Con el tiempo también reconocería su admiración por Machado.

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