Cuando apenas habían pasado dos semanas de su llegada a Oviedo para hacerse cargo de la OSPA, Rossen Milanov ya se dirigía a los músicos en un español más que aceptable. Tres años después, lo domina, obviamente. Sin embargo, ayer prefirió ofrecer unas palabras en inglés, que tradujo la gerente Ana Mateo, como índice del perfeccionismo que preside todas sus actuaciones, no sólo las musicales. Una voluntad de excelencia y un carácter extremadamente afable y afectuoso le permiten ejercer un liderazgo suave, muy efectivo y muy en la línea de los mejores directores de orquesta del presente.