El pintor astur-madrileño Álvaro Delgado, falleció ayer en Madrid a los 92 años de edad. Nacido en la madrileñísima calle de Antón Martín, Delgado descubrió Asturias a mediados de los cincuenta «y me sedujo inmediatamente», reconocía. El occidente asturiano, viviendo y trabajando a caballo entre Valdés y Navia -era hijo adoptivo de ambos municipios-, acogió al instante a este artista que se quedó prendado de sus colores: «Asturias tiene dos colores: el verde y el negro. El verde es una constante y el negro subyace en la arquitectura de pizarra, su cielo de color gris y su interior carbonífero».

La relación artística de Álvaro Delgado con el occidente asturiano se inició a través de Luis Álvarez, dueño de la Galería Velázquez en Buenos Aires. Motivado por el calor humano y la belleza del paisaje, se instaló a partir del verano de 1955 en Navia, donde pasó con frecuencia largas temporadas. Resultado de esta experiencia es la "Crónica del Navia", en la que recoge a modo de ecosistema, según sus palabras, " paisaje y paisanaje".

En 1955 obtuvo el Gran Premio de pintura en la Bienal de Arte del Mediterráneo en Alejandría por la obra Bodegón (Taberne). A la Bienal se habían presentado artistas de la talla de Derain, Marc Chagall, y Raoul Dufy, entre otros. Esta Bienal fue organizada por la Dirección General de Bellas Artes egipcia para celebrar el tercer aniversario de su Revolución.

En la década de los sesenta, Álvaro Delgado alternó su actividad entre Asturias y Madrid. Los éxitos obtenidos le afirmaban en su postura figurativa, ahora plenamente expresionista y de fuertes raíces hispánicas. Parte de vivencias personales que se han ido gestando en su interior -La Guerra Civil española, la posguerra, la Segunda Guerra Mundial- y que necesita exteriorizar, por eso su actitud va a ser de protesta y su pintura una especie de rebelión frente a la violencia.

En 1960 obutvo La Beca de la Fundación March que había solicitado para realizar cuadros de gran formato sobre la obra de Goya que toma como referente y recrea Los fusilamientos del dos de Mayo.

En 1960 también triunfó en el VIII Concurso Nacional de Pintura de la Diputación de Alicante, donde obtuvo el Gran Premio y Medalla de Oro. Consiguió la Primera Medalla de dibujo en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en Barcelona, Palacio de Montjuich, por la obra Muchacha. En 1961 tomó parte en la colectiva "Peintres Contemporains d´Espagne" (París) y en el XI Salón de Grabado. También participó en el homenaje a Madrid en el IV Centenario de su Capitalidad, en el que obtuvo El Gran Premio y Medalla de Oro del Grabado, por el retrato de Miguel de Unamuno. En 1962 participó en el I Certamen Nacional de Artes Plásticas donde obtuvo El Gran premio de dibujo. En 1963 en la VII Bienal de Sao Paulo. En 1964 en la XXXIII Bienal de Venecia; en la Feria Mundial de Nueva York, en la exposición participó en la colectiva "Veinticinco pintores españoles en Roma". Este mismo año, resurgió con fuerza el tema religioso, Álvaro Delgado, comenzó su andadura en este género en el estudio de Navia. Para realizarlo tomó como modelos a mendigos que encontraba en las calles de Oviedo, con ello pretendía humanizar el tema, presentando a los discípulos de Cristo tal como eran, como humildes pescadores.