Licenciada en Geografía e Historia y doctora en Arqueología, Otilia Requejo llegó a la Dirección de Patrimonio de la Consejería de Cultura como independiente y con la experiencia acumulada tras más de veinte años de ejercicio de una profesión que le apasiona y que ha comenzando a conocer desde el otro lado del cristal.
-¿Veremos algún día las pinturas del Prerrománico restauradas?
-Contamos ya con los estudios previos a la intervención para Santullano, elaborados por encargo del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE). En este caso, entendemos que es el Estado quien debe liderar la intervención y su financiación. Por otro lado, disponemos de un proyecto para la conservación y restauración en las pinturas de San Miguel de Lillo que queremos que sea supervisado por el IPCE para iniciar su ejecución cuanto antes, siempre que nuestra capacidad presupuestaria lo permita. Serán cuatro fases con un presupuesto que se acerca a los dos millones de euros, un importe para el que será necesario buscar la colaboración del Estado y financiación con cargo al 1 por ciento cultural. Lo más avanzado es la restauración de las pinturas de Santo Adriano de Tuñón, que se acometerá esta primavera.
-El "valor indiscutible" y "sin parangón" que atribuyen los expertos al Prerrománico choca con la dotación de 60.000 euros del presupuesto para su conservación.
-No puedo decir que esté satisfecha con ese presupuesto, ni yo ni nadie, pero la realidad es la que es, y en este momento se ha dado prioridad a las políticas educativas y sociales, y Cultura ha quedado objetiva y evidentemente relegada, no podemos afirmar lo contrario porque es lo que hay. Espero que en años sucesivos se reoriente la política presupuestaria con respecto al Prerrománico. La realidad es ésa y nos podemos quejar un minuto pero al siguiente tenemos que ponernos a trabajar. Es un buen momento para reflexionar y para planificar. Estamos buscando nuevas vías de financiación, encargamos planes de viabilidad para ver cómo podemos obtener financiación para las pinturas y tenemos previstas actuaciones que no suponen inversiones altas, estoy pensando en la monitorización de los monumentos para controlar las condiciones de temperatura y humedad de las pinturas. También hemos solicitado la inclusión de Valdediós en la lista de Patrimonio Mundial.
-¿Hay que revocar el Prerrománico para que los edificios recobren su aspecto original?
-Es un asunto que debatiremos en las jornadas científicas que se celebrarán en febrero, con la participación de un nutrido grupo de investigadores, profesionales y técnicos. Como no hay unanimidad de criterio, creo que lo más acertado será escuchar las distintas opiniones y consensuarlo. En las jornadas se debatirán todos los asuntos relacionados con el Prerrománico, el legislativo, de protección, restauración, pinturas, arqueología y arquitectura. Será el marco para establecer las líneas de actuación que son más convenientes.
-¿Se ve diferente la gestión del patrimonio desde el ámbito privado que desde el institucional?
-El salto cualitativamente es muy importante. Llevo veinte años trabajando desde fuera, teniendo relación muy estrecha con la Administración, pero una vez que estás aquí el cambio es sustancial, entiendes muchos de los procesos que desde fuera no comprendes. Lo que más me llama la atención son los tiempos, los plazos y los requerimientos que supone sacar adelante un expediente. Una de las iniciativas que vamos a promover es precisamente agilizar este proceso, estoy pensando en los hórreos, con un marco jurídico tan restrictivo que en la práctica no favorece al propio bien.
-¿Qué planes tienen para que no sigan desapareciendo hórreos?
-La Administración, a causa de la crisis, no concede subvenciones para la rehabilitación, tampoco permite el cambio de usos, con lo que ese bien patrimonial supone una carga para el propietario. Queremos abrir el debate contando con expertos y discutir y valorar la introducción de cambios en la normativa vigente. Se pondrá en marcha la comisión etnográfica, en cuyo marco se analizarán los pasos a seguir.
-¿Cómo califica el estado del patrimonio asturiano en su conjunto?
-Tenemos mucho patrimonio, muchas necesidades y pocos recursos. En estos momentos, el más sensible es el etnográfico, es algo que ya apreciaba cuando trabajaba fuera, y aquí veo que es el más necesitado de líneas de actuación claras. Mi interés es conciliar la protección jurídica con la realidad.
-¿San Antolín de Bedón seguirá en terreno de nadie y el palacio de Celles muriendo piedra a piedra?
-En San Antolín hay un problema de base, que es el de la titularidad, porque el Estado no lo reconoce como un bien suyo. Es un expediente largo y complejo. Estamos de acuerdo con el Ayuntamiento de Llanes para intentar desbloquearlo. Nos comprometimos a reiniciar con el Ministerio el asunto de la titularidad como paso previo. Para Celles existe una buena disposición por parte del Ayuntamiento de Siero y de esta Dirección para alcanzar una solución. Esperamos concretar en breve esa buena disposición.
