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Alfonso II: un monarca, dos palacios

La ubicación de la residencia palaciega del Rey Casto fue a lo largo del siglo XX un enigma sin solución que podría resolverse ahora optando por una doble mansión

Terrenos de la Fábrica de Armas de Oviedo, con la iglesia prerrománica de Santullano a la derecha de la autopista.

Los terrenos de la fábrica de armas de Oviedo son una perita en dulce a la que ni en el presente ni en el futuro le faltarán novios con ocurrentes proyectos para tan golosos terrenos. La idoneidad de la zona la vislumbró ya, a finales del siglo VIII, Alfonso II el Casto, que construyó en lo que entonces era una rica vega la iglesia de Santullano y posiblemente su residencia palatina.

De esta última quedan pocas noticias y menos vestigios, pero algunos investigadores sostienen que pudo estar en el mismo solar de la fábrica de armas donde en el siglo XII se levantó el monasterio de Santa María de la Vega, del que aún queda en pie la portada románica. La posibilidad de que Alfonso II construyera a partir del año 812 su palacio fuera del Oviedo amurallado, y a menos de doscientos metros de la iglesia de San Salvador, es una posibilidad que no cuenta con el beneplácito de todos los historiadores. Por contra, los arqueólogos César García de Castro y Sergio Ríos defienden a partir de las investigaciones realizadas la ubicación de la residencia palatina en el solar de la fábrica.

Alfonso II el Casto fue el más ovetense de los monarcas asturianos y el primero que afirmó el trono en la ciudad. Con la Corte llegó el levantamiento de edificios e iglesias, construcciones que se pusieron en marcha, según los historiadores en el año 795, después de que los musulmanes penetraran por última vez en Oviedo. Todo indica que el lugar elegido fue el espacio hoy comprendido entre la catedral, el monasterio de San Vicente y la Corrada del Obispo. Ahí estuvo el núcleo de una incipiente y pequeña urbe amurallada donde se situarían las propiedades regias de una corta monarquía. Aquel Oviedo, rodeado por franjas de terreno y las vías de comunicación -la que circulando por lo que ahora es Foncalada y Pumarín se dirige a Gijón, y la que iba a Siero por la Tenderina- empezó a quedarse pequeño para una Corte que no se arredraba a la hora de demostrar su poder con construcciones pensadas para afianzar la supremacía y la pujanza del reinado .

El dominio regio de Alfonso II fue extenso y sus posesiones irían pasando de unos monarcas a otros, aunque algunas crónicas ponen de manifiesto que el rey Casto realizó importantes donaciones al episcopado ovetense, entre ellas la conocida como "Llosa del obispo", que se localizaba en las inmediaciones del mercado medieval, cercano a Santullano y frente al palacio de los deportes. Los defensores de situar la residencia de Alfonso II en el solar de la fábrica de la Vega, esgrimen estas posesiones fuera del recinto de "Ovectao" para probar que el monarca era titular de aquellos dominios, donde pudo levantar una segunda residencia, igual que más tarde haría su sucesor Ramiro I, que construyó en el Naranco el palacio de Santa María y la iglesia de San Miguel de Lillo.

Ignacio Ruiz de la Peña, catedrático de historia medieval, y buen conocedor de todo lo relacionado con la monarquía asturiana, ve "perfectamente posible" la existencia de un palacio en las inmediaciones de Santullano, que no en vano era iglesia palatina. Destaca la importancia de la zona como cruce de caminos y como lugar donde se establecía el mercado. El profesor, que reconoce la dificultad de conocer hoy como fue aquel Oviedo, no opone la presencia de la residencia del monarca en la Vega a la posibilidad de que pudiera haber otro palacio regio en las inmediaciones de la actual catedral.

Juan Uría Ríu en los "Estudios sobre Oviedo" se refiere a la Crónica Albeldense para situarlo en las cercanías de la iglesia de San Tirso. Fortunato Selgas también contribuye a la búsqueda fijando su posición donde hoy se levanta el palacio episcopal. Se basa para ello en la escritura del año 1161 en la que doña Urraca hace donación a la iglesia de Oviedo de los palacios reales (complejo palaciego) y los sitúa a escasos metros de la pared meridional de la actual catedral.

También de esa opinión son Víctor Hevia y José Fernández Buelta, que en los años 40 durante las obras de reconstrucción en el edificio episcopal identificaron trazas de antiguas edificaciones catalogadas como posibles restos de la residencia del Rey Casto. Hevia se valió de sus dotes de dibujante para realizar una recreación a partir de los muros exhumados que se corresponde con un edificio de planta rectangular con dos torres en los extremos.

Si las fuentes clásicas de la historiografía apuestan por la ubicación palaciega en el Oviedo intra muros, estudios más recientes parecen demostrar su presencia en las inmediaciones de Santullano , en el solar de la fábrica de la Vega, donde la directora de Patrimonio, Otilia Requejo, situaba en declaraciones a este periódico una zona de riesgo arqueológico, poniendo el foco de mira en los posibles restos del palacio. Ahora solo queda discernir si Alfonso II tuvo más de una residencia palaciega como tuvieron después algunos de sus sucesores.

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