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ALEJANDRO VILLAR | Director de "Eloqventia", que abre hoy el ciclo "Primavera barroca" en el auditorio de Oviedo

"El 'Libro de buen amor' es una fabulosa autobiografía"

"Cuanto más atrás nos vamos, más se sorprende el público al descubrir la sonoridad de instrumentos desaparecidos"

Alejandro Villar.

El grupo "Eloqventia", con la dirección de Alejandro Villar -que también se encarga de las flautas- abre hoy, a las ocho, el ciclo "Primavera barroca", en la sala de cámara del auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. La serie de seis conciertos se extenderá hasta el siete de junio. La cita de esta tarde noche se ofrece bajo el epígrafe "Cantando al amor. Música en torno al 'Libro de buen amor'".

-Van a abrir la "Primavera barroca", ¿es un aliciente más para esta velada?

-El hecho de que seamos nosotros los encargados de inaugurar el ciclo ha sido algo totalmente fortuito; en realidad eran nuestros colegas de "Forma Antiqva" los que estaban programados en primer lugar pero, por problemas de salud del cantante Carlos Mena, se vieron obligados a aplazar su concierto

-En todo caso...

-El orden de actuación tampoco es demasiado importante aunque lógicamente dar el pistoletazo de salida de un festival siempre es atractivo para el intérprete y, al mismo tiempo, conlleva un cierto extra de responsabilidad. En cualquier caso, tocar en un ciclo como éste, compartiendo cartel con auténticos referentes de la interpretación historicista como los que van a pasar por Oviedo, ya es todo un privilegio para nosotros.

-¿Qué papel juega el "Libro de buen amor" en la cita musical del auditorio de Oviedo?

-Para abordar un programa sobre el "Libro de buen amor" hay que retroceder hasta el siglo XIV y acercarse a las músicas medievales que, en ese momento, podían estar sonando en la Península Ibérica. Un repertorio cronológicamente muy alejado del periodo al que, por definición, se dedica la "Primavera barroca".

-¿Entonces?

-A priori este aspecto puede resultar algo extraño para el público, pero convierte nuestro concierto en una especie de prólogo, desde el punto de vista histórico, de todo lo que se va a escuchar posteriormente en el ciclo de Oviedo, lo cual cobra aún mayor sentido ahora que vamos a inaugurarlo. Es una magnífica oportunidad, por tanto, para aproximarse a la música medieval que, desgraciadamente, sigue ocupando un espacio marginal en nuestros auditorios. En ese sentido, quiero agradecer la confianza depositada en Eloqventia y la apuesta que tanto el programador Cosme Marina como el CNDM con Antonio Moral a la cabeza, están haciendo al ampliar el ámbito temporal del ciclo e invitarnos a participar en él, pese al anacronismo señalado.

-¿Cuál es su enfoque musical?

-Nos acercamos al "Libro de buen amor" desde el punto de vista musical pero manteniendo un escrupuloso respeto por el texto que, dicho sea de paso, apenas modernizamos, pues sería paradójico que el castellano de los versos del Arcipreste no coincidiese con el de las piezas cantadas. Nuestro programa combina teatro y música y cuenta con el propio Juan Ruiz como maestro de ceremonias encargado de recrear algunos de los pasajes más relevantes de su obra. El "Libro de buen amor" es una fabulosa autobiografía que aporta muchísimos datos sobre la sociedad y costumbres de la España del siglo XIV, entre los que se encuentran constantes referencias musicales que han sido objeto de estudio desde el ámbito de la organología y la musicología medievalista. No es casualidad que el título de nuestro programa, "Cantando al amor", sea uno de los versos que preceden a una de las mejores descripciones de instrumentos de la edad media que conservamos. La precisión con que el autor trata estas cuestiones ha llevado a varios investigadores a considerar que el propio Arcipreste podría haber sido músico y a sugerir incluso una interpretación musical, es decir, cantada, de parte del "Libro", utilizando para ello melodías propias de la época, recurso que conocemos como contrafactum. En cualquier caso, a día de hoy esa hipótesis es muy discutible y ha sido sustituida por el planteamiento de investigadores como Pepe Rey, que creen ver en las distintas alusiones musicales que aparecen, un sentido más metafórico que literal.

-¿Cómo han elegido?

-Teniendo en cuenta, previamente, los pasajes seleccionados del "Libro" que, a su vez, nos sitúan en esa sociedad tardomedieval ecléctica y plagada de contradicciones, que tan bien retrata el Arcipreste. La constante lucha entre el bien y el mal, representadas por el buen amor divino y el pecaminoso amor carnal, nos obliga a prestar atención tanto al repertorio sacro como al profano. De las alabanzas a la Virgen que se cantan en las piezas del "Llivre Vermell", códice imprescindible del siglo XIV en España, pasamos a la irreverencia de las cantigas de escarnio de Alfonso X el Sabio o las canciones que los goliardos recogieron en el "Carmina Burana". Al mismo tiempo tenemos que incluir esas otras músicas que sonaban por entonces en los reinos peninsulares. Las obras de la tradición andalusí y sefardí nos ayudan a entender mejor el intercambio cultural que se produjo entre cristianos, moros y judíos. Uno de los mejores ejemplos es la canción de origen árabe "Calvi arabi", expresamente mencionada en el "Libro", y que ha llegado hasta nuestros días gracias a las versiones que de ella se hicieron posteriormente en la España renacentista.

-¿Cómo está formado "Eloqventia"?

-"Eloqventia" es flexible para adaptarse a las exigencias de los distintos programas a interpretar. Estaremos en el escenario cuatro instrumentistas: tocando la vihuela de arco, Rami Alqhai; el laúd, Ramiro Amusátegui; la percusión, David Mayoral, y las flautas yo mismo, junto con el contratenor Gabriel Díaz y el actor Carlos Dávila, que encarna al Arcipreste.

-La música antigua va a más, ¿por qué?

-Está viviendo un buen momento. En los últimos años ha aumentado tanto el número como la calidad de las agrupaciones especializadas en la interpretación historicista. No obstante, todavía queda mucho por hacer en cuanto a recuperación y difusión del repertorio, sobre todo si hablamos del más antiguo, medieval y renacentista, que sigue estando discriminado por parte de muchos programadores. En cuanto a la respuesta del público, siempre es positiva. Cuanto más atrás nos vamos en el tiempo, en nuestro caso concreto retrocediendo hasta la Edad Media, más se sorprende al descubrir la sonoridad de ciertos instrumentos ya desaparecidos y comprobar que están mucho más cercanas a nosotros de lo que pensamos.

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