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Arenas se enfrenta al "salvaje y bárbaro" concierto de Barber

El violonchelista ofrece con la OSPA dos conciertos, en Gijón y Oviedo

Adolfo Gutiérrez Arenas, en el auditorio de Oviedo. MARÍA G. A.

"El concierto para violonchelo de Barber es salvaje y bárbaro, lleno de complicaciones" según el chelista Adolfo Gutiérrez Arenas que lo interpretará mañana, en Gijón -a las ocho, en el Jovellanos- con la OSPA, dirigido por el maestro David Lockington y el viernes, en Oviedo -a la misma hora, en el Auditorio- con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. "Se toca muy poco", añade Gutiérrez Arenas "pregunté a la OSPA y es posible que sea estreno en España. Y si no lo es, por poco. Sí se tocan mucho los conciertos de violín y piano de Barber". Gutiérrez Arenas nació en Munich; sus padres, leoneses, viven en Asturias que se ha convertido en su tierra de adopción.

La obra fue un encargo de la Boston Symphony en tiempos de Sergéi Kussevitzky, su mítico director. Se estrenó en 1945. "Lo dedicó a Raya Garbousova, rusa, fantástica, de las más grandes chelistas que ha habido. Tenía una forma de tocar muy particular. Se ve en la digitalizaciones. Está lleno de pasajes infernales. La guía que pone con los dedos es muy difícil de seguir. Y eso ha echado para atrás a mucha gente aunque injustamente porque realmente es el gran concierto americano para chelo".

La obra se ha grabado más que tocado. "Incluso en EE UU se toca poco. Si piden algo del siglo XX se van a Shostakovich o a Prokofiev con dificultades más conocidas. En el caso de Barber las dificultades son mayores y distintas precisamente porque está pensado y dedicado a una persona como Raya Garbousova".

El primer movimiento "tiene muchos motivos que enlazan con la música india americana. El segundo, es un lento que a muchos recordará su adagio de cuerdas, tan famoso. El tercero es más vanguardista, con mayor intensidad rítmica; es una búsqueda, una huida hacia adelante, vitalista, virtuosa y divertida, es un rondó bastante salvaje. He leído mucho sobre este concierto y se refieren a él en estos términos extremos. Barber no pensó en las limitaciones del chelo porque Garbousova no las tenía. Está escrito a tumba abierta. Algunos le pidieron que cambiase algunas partes. Pensó hacerlo no lo realizó finalmente", indica Arenas.

"Es la primera vez para mi, para la OSPA, quizá para el maestro Lockington y quizá en España. Nos embarcamos todos juntos. No es nada fácil tampoco para la orquesta, debe ser musculosa y ágil", señala.

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