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ALESSANDRO DE MARCHI | Dirige la OSPA hoy en Avilés y mañana en Oviedo

"La música barroca habla, la romántica pinta y la clásica combina las dos"

"Me gusta David Bowie porque estudié jazz en Roma y Siena y lo toco, pero solo en casa y en algunas ocasiones"

Alessandro De Marchi, ayer por la tarde, durante el ensayo en el Auditorio de Oviedo. irma collín

El maestro italiano Alessandro De Marchi dirige a la OSPA en dos conciertos, hoy, en la casa de Cultura de Avilés, a las ocho y cuarto y mañana, en el Auditorio de Oviedo, a las ocho. Con la orquesta cantará la soprano sudafricana Golda Schultz. De Marchi, filósofo de la música, hace gala de un excelente sentido del humor que lleva incluso al tono de su teléfono móvil.

-Un programa ambicioso.

-Mucho. Interpretaremos la obertura de "La isla deshabitada", de Haydn; "Vado, ma dove? Oh Dei!", de Mozart; "Ah Pérfido!", de Beethoven y la sinfonía "Escocesa", de Mendelssohn.

-¿Con qué criterios lo confeccionó?

-Siempre es difícil preparar un programa orgánico. Hay que partir de ciertos criterios. No sobra pensar en una cierta homogenización. Lo que hace que se parezcan estos compositores es el sistema compositivo que utilizaban. La forma compositiva. Procede todo del estilo más clásico y más puro que es el estilo vienés. Se basa en la construcción de grandes edificios musicales a partir de módulos muy pequeños que van desarrollando. Los profesores de composición antiguos denominaban el hilo a ese modelo de enlace. Siempre hay una relación de cada una de las partes de la obra con los primeros compases. En Haydn, Beethoven, Mozart y Mendelssohn, en los cuatro, cuanto más se busca más se encuentra entre las líneas. No hay día que yo no descubra una nueva relación en sus composiciones antes no vista.

-¿Y en otros compositores?

-Naturalmente con Bach también. De todos modos no disponía aún el sistema de la forma sonata que cuenta con unas características únicas y que permite utilizar elementos contrastantes y conciliarlos después en la interpretación. Es una forma muy llena, muy gratificante.

-Que se acaba abandonando a pesar de su eficacia.

-Es que la vida siempre avanza y evoluciona. Es todo como el famoso principio de la física: nada se crea, nada se destruye; todo se transforma.

-Italia, su tierra, siempre recibió muchas influencias musicales de Viena y viceversa.

-El clasicismo vienés deriva de la ópera bufa italiana que, por así decir, se casa con el contrapunto de Bach.

-¿Cómo ha preparado los dos conciertos?

-Hacemos una lectura, le damos una pasada de arriba abajo. Y trabajamos sobre los elementos estilísticos que en mi opinión son especialmente importantes. Intentó contar a los músicos de la orquesta lo más posible, lo que he descubierto entre líneas. Es importante que los músicos sepamos con detalle lo que hacemos, lo que estamos tocando.

-¿Eso que suena es su teléfono móvil con tono de graznido de pato?

-Sí. Tenía puesto música de xilófono pero mi mujer odia ese instrumento. Adora los animales así que puse un tono con un graznido de pato.

-Volviendo a la música. El programa presenta obras en todo caso muy distintas.

-Naturalmente, en las arias de concierto hay un texto explícito. En las sinfonía el texto está sobre entendido. Hay que descubrirlo o inventarlo. Esta música clásica hereda del gran período barroco el gusto y el amor por la retórica. Por eso las formas pequeñas y también las grandes cogen ideas del lenguaje hablado. Se dice que la música barroca habla, la música romántica pinta y la música clásica combina las dos cosas.

-¿Es un filósofo del arte?

-Filósofo del campo después de lo del pato.

-¿Qué lee?

-He leído todo lo que escribió Umberto Eco en su vida aunque no lo entendí todo. Se murió hace poco como el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt y David Bowie.

-¿Le gusta Bowie?

-Sí, me gusta David Bowie porque estudié jazz en Roma y Siena y lo toco pero solo en casa y en algunas ocasiones.

-¿No hay que aprenderlo en Nueva Orleans?

-Bueno, la escuela de Roma está conectada con Berkeley.

-¿Qué hay de sinceridad y de simulación en el jazz?

-La verdad está en la emoción que se transforma en sonido. La mentira es el mito de la improvisación ya que no existe aunque nos lo quieran hacer creer. Si existe la libre combinación.

-Mozart y Beethoven improvisaban.

-Todos, Bach, Haendel, Mozart, Beethoven, todos han sido grandes en la improvisación. La formación de los compositores desde el Renacimiento en adelante y hasta Satie, se fundamenta en el bajo. Aprendieron a componer con el sistema napolitano de las particiones. Tenían un bajo y los jóvenes aprendían a componer con ese bajo. Satie es el primero que no estudia así y con él comienza la música moderna.

-Hacia 1880...

-Sí. Beethoven decía que dios y el bajo continuo son las dos únicas cosas que no se discuten. Dios y los particiones son lo mismo. De ahí el hilo. Ahí están todos los elementos. Los estudiantes aprendían a construir a partir de esos elementos. Aprendían a componer y a tocar el bajo continuo. En el ochocientos se transformó en un sistema pedagógico. Mozart en los tutti de la orquesta tocaba el bajo continuo. Y lo mismo Beethoven. Viene de Nápoles.

-Unos criterios que son guía y al mismo tiempo cárcel.

-Cierto. Como la rima de la poesía. Son un límite.

-¿A gusto con la OSPA?

-Es como estar en familia. Muy bien.

-Es la primera vez que la dirige.

-Sí, misterios de la química. Soy italiano de Roma. Mi madre, napolitana y mi padre de Umbría. Vivo en Alemania desde hace 23 año, en un pequeño pueblo cerca de Stuttgart. Soy organista de formación. Estudié también piano y composición. Y estudié en la schola cantorum de Basilea. Allí hice cuatro años de bajo continuo y música de cámara. Colaboré durante años como asistente de René Jacobs. Y durante siete años estuve en la Staatsoper de Berlín como maestro repetidor con obligación de dirigir. Allí aprendí a hacer mi trabajo. He dirigido casi todas las óperas de Mozart o las de Haendel y Rossini.

-¿Le gusta el foso?

-No es el mismo trabajo dirigir desde el foso que arriba, conduciendo una sinfonía. Es totalmente diferente. El sinfónico puede sobrevivir sin empatía. Pero así no se tiene futuro en la ópera donde hay que ser un intermediario. No se puede decidir todo.

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